Juan Antonio Ruiz-Ayúcar Zurdo, periodista de Diario de Ávila desde los años setenta del pasado siglo hasta su jubilación hace una década, falleció este sábado, 25 de marzo, a los 74 años de edad, dejando vacío y tristeza en quienes le conocieron.

Por su abierta forma de ser, por su constante alegría, por su generosidad, por su amplia cultura, por tener en Diario de Ávila una ventana a través de la cual supo asomarse todos los días de la mejor manera posible a la sociedad abulense, Juan se convirtió durante varios años en un referente de la ciudad de Ávila, cuya historia, tanto la más lejana como la más cercana, conocía y sabía compartir como pocos.

Además de por su trabajo como periodista, que supo utilizar muy bien para contar lo que ocurría día a día en la capital y en la provincia, Juan fue muy conocido en la década de los noventa por ser el ideólogo y hacedor de El Cárabo, una revista a través de la cual contaba, con periodicidad semanal que se cumplía cada jueves, los entresijos de la vida nocturna de la capital, una publicación desenfadada que quedará como una seña de identidad de la intrahistoria abulense.

Su mucha cultura y su implicación con la ciudad que tanto quería y defendía le llevaron a ser, oficiosamente, un cronista de su vida diurna y nocturna, de sus fiestas civiles y religiosas y, en fin, de todos los detalles que en ella ocurrían, memoria personal muy viva a la que auxiliaba apuntando detalles y fechas en esos cuadernos que eran como pequeñas actas notariales que guardaba con cariño de escribano.

La ciudad de Ávila pierde a un abulense que la amaba; el periodismo abulense pierde a un profesional que trabajó para contar lo que ocurría y también para ayudar, desde esa atalaya, a que la capital y la provincia fuesen siempre a mejor. Con la tristeza por su pérdida, con la alegría por haberle conocido y compartido muchas horas de trabajo y de desenfado con él, Diario de Ávila dice adiós a un empleado de larga trayectoria que ya forma parte de la Historia de esta ciudad.

Descansa en paz, querido compañero. Mientras, pasearemos por los rincones de esta ciudad que tanto amaste y que sin duda nos harán recordarte.  Hasta siempre, colega, amigo.