Jorge Pato

Teoremas y conjeturas

Jorge Pato


El juego del calamar

09/11/2021

Triunfa en todo el mundo ahora mismo una serie coreana en la que los participantes tratan de alcanzar en un juego el gran premio final. Una de las pruebas que tienen que pasar es jugar a lo que toda la vida en España hemos conocido como el escondite inglés, con la diferencia de que quien controla a los jugadores es una enorme muñeca robot que si ve a alguno en movimiento le aniquila. 
Algo similar es a lo que se ha abocado a la sociedad española mediante el empleo de dos técnicas. La primera el adormecimiento de la capacidad de discernimiento de las nuevas generaciones y la segunda la homogeneización de la opinión pública. Con estos dos elementos se ha conseguido que aquel que piensa diferente sea señalado, estigmatizado y tratado como un apestado. Es como si fueses uno de esos participantes aniquilados en el juego del calamar por moverse. 
No hay espacio para el diálogo, la confrontación intelectual o el análisis. Solo cabe la expresión: "O conmigo o contra mi", alejado por completo de las bases culturales que han caracterizado a Europa con sus orígenes griegos y romanos. 
Precisamente esa técnica de eliminar en las generaciones más jóvenes el espíritu crítico, mediante el conformismo y la no recompensa del esfuerzo, consigue que además de ser mentes fácilmente adiestrables sean personas extremistas e inmovilistas, ya que por pura pereza en discurrir, escuchar y confrontar no admiten la opinión que difiere de la suya. Se obtiene, de esta manera, la sociedad que les interesa a los que quieren sacar rédito político de la polarización de la misma. Una sociedad fraccionada y enfrentada por temas que, en muchas ocasiones no abordan lo esencial de estado, pero que sirven de fuegos de artificio para distraer de lo esencial, de la batalla cultural y de las ideas. Es precisamente esa batalla la que acaba conformando una sociedad y una nación, lo que puede hacer caer la balanza para el lado demócrata con las bases propias de nuestra cultura, o por el contrario del lado de los populismos que llevan únicamente a la pobreza general y al enriquecimiento de la élite gobernante. 
Obviamente toda esta ingeniería social no tendría la misma fuerza sin el apoyo de los medios que conforman la opinión pública. Nos centran la atención en los temas que eligen para que no haya posibilidad de analizar otras cuestiones para el común de la gente. Basta con tener un poco de interés por ver qué menú se nos sirve, para sacar las conclusiones de lo que se nos oculta. Cierto es que eventos como la pandemia o la erupción del volcán ayudan a que el árbol no nos deje ver el bosque, pero aún así tendríamos que ser capaces de bucear por nuestros medios en busca de otras informaciones. Más aún en estos tiempos en los que el acceso a dicha información es más fácil que nunca, pero también vivimos en una época en la que hay que tener más despierta que nunca nuestra mente para saber diferenciar información veraz de la que no. 
La lucha contra este adiestramiento es difícil darla dentro del sistema educativo pero para eso está el núcleo fundamental que conforma a las personas, la familia. Es ahí donde se debe trabajar en la búsqueda de una mente despierta, crítica y con reconocimiento por el esfuerzo para obtención de recompensas