El endeudamiento del campo pierde fuerza

VIdal Maté
-

En el segundo trimestre de este año solo creció un 0,7% frente al 8% de 2019. Mientras, los créditos de dudoso cobro bajan al 5%, pero superan a la media de todos los sectores productivos, que se queda en un 4,6%

El Gobierno sitúa el crecimiento del endeudamiento del sector entre abril y junio en 22.143 millones de euros. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

El endeudamiento del sector agrario al segundo trimestre de este año, según los datos elaborados por el Ministerio de Agricultura en base a las cifras del Banco de España, ascendió a 22.143 millones de euros, lo que supone un incremento del 0,7% en relación con el trimestre anterior. Ese 0,7% supone un porcentaje igual al experimentado en la actividad de la pesca, pero por debajo del 2,3% que ha tenido la industria alimentaria y del 1,3% del conjunto de las actividades productivas. La variación interanual se sitúa en un incremento del 3,2%, frente al mayor crecimiento de la industria alimentaria con el 3,9%, al descenso del 5,4% del sector de la pesca y al 0,6% que cae en el conjunto de las actividades productivas.

Los 22.143 millones de endeudamiento se hallan muy lejos de la cifra récord de endeudamiento que tuvo el sector y que se remonta a 2008, cuando la misma alcanzó los 23.936 millones de euros en un momento de amplia oferta crediticia. Ese año supuso un punto y aparte en esa dinámica para pasar a una reducción de esa oferta con una fuerte caída que en el sector agrario supuso bajar hasta los 20.483 millones en 2019. 

A partir de ese momento, se ha ido registrando una progresiva, aunque discreta, recuperación de los créditos que se ha mantenido hasta la fecha durante una decena de trimestres encadenados, pero sin llegar todavía a los niveles registrados de 2008. Frente a incrementos de un trimestre sobre otro de hasta un 8% en 2019, en los últimos tres años los mismos han ido creciendo discretamente con medias de entre un 2% y el 3% en 2021, para llegar a solo el 0,7% en el último período analizado.

En lo que se refiere a la industria alimentaria, el endeudamiento al segundo trimestre de este ejercicio ascendió a la cifra histórica de 24.765 millones de euros con un incremento del 2,3% sobre el trimestre anterior y, en este caso, por debajo de los datos de 2008 cuando el mismo ascendió a la cifra de 23.035 millones de euros. Para la industria alimentaria, la variación interanual se sitúa en una subida del 3,9%.

estabilidad. Un dato positivo para el sector es el referido a la tasa de créditos de dudoso cobro, pues desde 2013 han tenido una permanente línea de recorte, desde los 1.881 millones hasta unas cifras medias hoy estabilizadas en unos 1.100 millones de euros, lo que supuso pasar de un porcentaje en la parte más alta por encima del 11% al 5% actual en un marco de estabilidad. Este 5% no es una cifra elevada, si bien se debe señalar que el mismo es superior a la media del conjunto de las actividades productivas, que arrojan el 4,6%.

En la industria alimentaria, los créditos de dudoso cobro también caen desde los 2.583 millones en 2013 hasta cifras estabilizadas ligeramente por encima de los 900 millones de euros, lo que en porcentaje sobre volumen de todos los créditos ha pasado de suponer un 12,6% hace nueve años a estar entre un el 3,5% y el 4%. 

Y en el conjunto de las actividades productivas, la tasa de cobros dudosos pasó de un porcentaje del 20,3% en 2013 a unos niveles en los últimos años por debajo del 5%, un dato en positivo a tener en cuenta. Entre esos sectores, a la cabeza se mantiene la construcción, con cifras por encima del 8%.

El endeudamiento del sector agrario, con 22.143 millones de euros en el segundo trimestre de este año, supone el 76% de la renta agraria de 2021 que ascendía a 28.900 millones. En el caso de la industria alimentaria, el endeudamiento de 24.765 millones supone el 95,5% de su valor añadido bruto.

Pero esta evolución tiene siempre una doble lectura. Si se mira desde una perspectiva en positivo, se interpretaría como la existencia de un sector que goza de buena salud, con confianza en el futuro que sigue apostando por la inversión para seguir mejorando en base a los créditos, situación que también estaría más ligada al comportamiento de las rentas agrarias en los últimos años. De acuerdo con los datos manejados por la Administración, la renta agraria se mantuvo estabilizada en el entorno de los 23.000-24.000 millones de euros en la primera mitad de la pasada década hasta 2015, para iniciar en esa fecha un período de incrementos importantes hasta situarse cerca de los 29.000 millones de euros el año pasado.

Por otra parte, en la parte más negativa, el aumento del endeudamiento también podía guardar relación con la existencia de problemas de liquidez en el sector o en parte del mismo en los últimos años, consecuencia tanto de los efectos de la sequía como finalmente por el impacto de la invasión de Ucrania, con una subida de los costes, lo que obligaba a agricultores y ganaderos a producir a pérdidas a pesar de existir la Ley la Cadena por la que se obliga a pagar los costes de producción.

Los efectos de las ayudas

El mayor endeudamiento del sector agrario en los últimos meses podría guardar igualmente relación directa con la política desarrollada por el Ministerio de Agricultura con diferentes medidas para facilitar la actividad a los agricultores y ganaderos afectados por problemas como la sequía o los efectos de la guerra, para acceder a los créditos en condiciones ventajosas desde el Instituto de Crédito Oficial y con los avales de Saeca, a los que también se sumaron los apoyos para la concesión de créditos para la compra de maquinaria.

El resultado es un sector solo un poco más endeudado que hace un año, donde los incrementos de los precios y mayores ingresos en producciones tan importantes como los cereales, el vino, el aceite de oliva, la leche y, en parte, frutas y hortalizas, a los que se suman las ayudas directas de la Política Agrícola Común de casi 5.000 millones, han constituido el mejor aval para llevar a cabo nuevas inversiones vía créditos, a pesar del fuerte aumento de los costes de producción.