Alegría a medias en La Esperanza: "¡Estamos en la calle!"

Mayte Rodríguez
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Tras dos años de pandemia, Nuestra Señora de La Esperanza y Jesús de la Salud salieron al fin en procesión en el Lunes Santo, aunque tuvieron que regresar antes de tiempo debido a la lluvia

Alegría a medias en La Esperanza: "¡Estamos en la calle!" - Foto: Isabel García

El viento que sopló durante todo el día en Ávila, con rachas fortísimas a ratos, fue amainando poco después de las siete de la tarde, cuando sonó la hora en punto y en ese momento se abrieron las puertas de la iglesia de San Juan, sede de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza. El numeroso público allí congregado rompió en aplausos emocionados mientras repicaban las campanas. Después de dos años de pandemia, la procesión volvía a salir, los hermanos ataviados con  el hábito blanco y verde de La Esperanza desfilaban de nuevo y los rostros de quienes lo llevaban descubierto ni querían ni podían ocultar la emoción de un momento que llevaban tanto tiempo esperando.

La salida de la procesión en la tarde del Lunes Santo siempre despierta gran expectación por la belleza de sus imágenes y también por la dificultad que entraña que sus dos pasos crucen el umbral de la iglesia, pero este año más que nunca ni un alma cabía en la plaza. La espera se ha hecho larga y así lo subrayó el capataz cuando Nuestra Señora de La Esperanza salía al exterior casi una hora después de que diera comienzo la procesión: '¡Estamos en la calle, señores!', exclamaba, no sin antes tener un recuerdo especial para quienes nos han dejado en estos dos años y también para quienes, en momentos tan difíciles, han seguido fieles a La Esperanza buscando en ella motivos para seguir adelante. 

A la imagen principal le precedió el paso de Jesús de la Salud en su Prendimiento, que salía poco después de las siete y cuarto del templo y cuyo trono de imponentes dimensiones fue portado por cuarenta anderos que, una vez más, hicieron posible que saliera de la iglesia de San Juan en un ejercicio de fuerza y pericia detrás del cual hay muchas horas de ensayo  y esfuerzos. 

Sobre la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza se colocó el palio ya en el exterior del templo en un movimiento rápido y bello a partes iguales. Fue recibida entre aplausos y música, con el himno nacional sonando mientras un enjambre de teléfonos móviles trataban de captar ese instante único, marcado por la devoción y la emoción que se respiraba en el ambiente, en el que no faltaron los pétalos de mil colores con los que desde los balcones se agasajó a la virgen, ni una saeta interpretada allí mismo en directo. Llovía ligeramente cuando Nuestra Señora de la Esperanza se encontraba ya en el exterior de la iglesia mientras el público contenía la respiración, expectante ante la posibilidad de que la imagen retornara al templo del que acababa de salir para evitar la lluvia, pero la ilusión de los hermanos pudo más que cualquier otra razón después de dos años sin poder acompañarla. Una hora duró la alegría de ver a la «reina de Ávila»  llenar de luz el corazón de la capital abulense porque poco antes de las nueve de la noche la lluvia fue a más y la obligó a buscar refugio en los arcos del Mercado Chico y enseguida a regresar a San Juan antes de lo previsto, donde hubo lágrimas y lamentos entre los hermanos. No hubo encuentro con el Cristo de la Ilusión, que ni siquiera pudo salir de la ermita de Las Vacas debido a la intensa lluvia, pero   en la memoria y en el corazón de los 650 hermanos de La Esperanza queda la bellísima estampa de verla en la calle, de disfrutar emocionados de la primera 'levantá' desde la pandemia y de haberla visto 'bailar' a los pies de San Juan.