Celebrar una etapa conseguida está bien. Pero mejor es tomarla como un impulso para lo que viene por delante. Y así es precisamente como vive la Universidad Católica de Ávila (UCAV) sus bodas de plata, con 25 años que tienen en su haber, pero con mucho que conseguir todavía. Y entre los retos de futuro se encuentra poder impartir la titulación de Farmacia, y a más largo plazo Medicina, así como aumentar el número de alumnos, sobre todo presenciales, y mantener su identidad como centro católico.

Aunque esto es lo que está por delante, la universidad se tomó un momento para festejar lo conseguido con una gala de clausura de los actos por el 25 aniversario. Un evento en el que se reunió a la comunidad universitaria y a quienes quisieron acompañarles, en una amplia representación de la vida política, social, empresarial, académica y de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado. Entre estos representantes se encontraba el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, además del alcalde de Ávila, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, diputados, senadores, procuradores, miembros de la Iglesia, además de representantes de la Diputación Provincial y la Delegación Territorial de la Junta. 

La gala, conducida por Patricia Carrera, redactora jefe de La 8 de Ávila, fue un «sencillo» homenaje a quienes hacen posible el día a día de la universidad. Para ello se organizó una velada musical, palabras de la rectora y de la presidenta del Consejo Directivo de la UCAV y un tributo muy especial al personal de la universidad y el profesorado, para terminar con el himno de este 25 aniversario.

Poco antes de comenzar, la rectora de la UCAV, María del Rosario Sáez Yuguero, hablaba de la «enorme alegría» de poder celebrar estos 25 años, en este «proyecto que comenzó Antonio Cañizares con mucha ilusión» y que ha pasado por «diversos avatares» aunque «hoy nos podemos felicitar por esta UCAV que va creciendo, que se va consolidando y que es una obra importante para Ávila y el sistema universitario español».

Destacó que han aumentado el número de titulaciones y de alumnos, llegando este año prácticamente a los 5.000 en titulos oficiales, con 19 másteres y 18 grados «y ese proyecto que tenemos entre manos ahora que es Farmacia».

Además la gala era «un reconocimiento muy especial a los amigos de la universidad que nos acompañan en este acto pero también un motivo de agradecimiento a todos los que hacen universidad día a día, los que trabajan en los despachos y a quienes no se les ve, personal de administración y servicios, limpiadoras... Entre todos hacemos la universidad».

Pero aunque era un «reconocimiento para los que terminamos esta etapa de 25 años» , se hacía sabiendo que se empieza una nueva que espera que sean otros 25 «muy fructíferos». 

Entre los retos de futuro, está consolidar «lo que tenemos, ir aumentando un poco más el número de alumnos, sobre todo presenciales, y, por supuesto, el grado en Farmacia que es importante y también en Medicina, a medio y largo plazo, que es proyecto que tenemos ahí, que estamos trabajando en ello». Reconoce que «no es fácil» pero confía en que lo pueden lograr «si tenemos las ayudas que necesitamos».

En cuanto a los logros que destaca de estos 25 años, se refiere a que la UCAV sigue «siendo católica, que es lo que nos diferencia de otras universidades». Se quiere «mantener la identidad, dar calidad y el crecimiento que hemos experimentado en estos 25 años».

Estas reflexiones se realizan tras un año de celebración de las bodas de plata, un tiempo que ha servicio para organizar diferentes años festivos en la ciudad de Ávila, convirtiéndose en una «oportunidad de juntarnos después de unos años tan duros de la pandemia», como una forma también de hacer universidad y de «incardinar todavía más la universidad dentro de la ciudad».

Por su parte, la presidenta del Consejo Directivo de la UCAV, Lydia Jiménez, habló de todas las metas que han conseguido, incluyendo los reconocimientos como universidad o la plataforma para impartir enseñanza on line «extraordinaria». Pero «el reto que tenemos ahora es toda esta era digital y estas materias que impartimos de esta forma, y que de otra manera no llegarían a muchos alumnos, darle un contenido humanístico porque solo lo digital, lo telemático, no forma a la persona totalmente».

«Hoy día sabemos que lo que prima es lo que tiene utilidad, una utilidad inmediata pero hay algunas materias y actividades que aparentemente son inútiles pero son muy necesarias», afirmó. Por eso se refirió a la importancia de implantar en las universidades materias que «no cotizan en el mercado pero cotizan en la formación de la mente y en la formación de las personas. Ese es el reto mayor». 

También lo es que los profesores estén cada vez más preparados, no solo en sus materias sino con una «identificación mayor con el proyecto de una educación que es universitaria católica».