Pablo Casillas

El Corrillo

Pablo Casillas


Trabajar a pérdidas

12/04/2022

Es inhumano. Una moderna forma de esclavitud. 
Denunciaré, en primer lugar, el hecho vergonzante de que el Gobierno, con su Presidente a la cabeza, esté constantemente pidiendo esfuerzo y sacrificio a la Ciudadanía, que lo está pasando muy mal, cuando ellos no se bajan sus salarios –al contrario, se los suben–, y gastan sin mesura. 
Diré, a continuación, antes de adentrarme en la cuestión, que puestos a buscar soluciones prácticas para cambiar está dinámica, no estaría de menos exigir por Ley que todo político (o cargo de libre designación), que perciba más del cuádruple del salario mínimo interprofesional ha de estar obligado a tener una actividad económica y laboral propia, a su costa y cargo, en la que como mínimo tengan empleada a una persona, de forma que así sabrían lo duro y difícil que es la actividad autónoma y empresarial. 
Esta situación de trabajar a pérdidas se debe, en gran medida, a la gravosa e insoportable imposición fiscal que se padece en este País, cuya prioritaria finalidad es la de repartir luego el dinero a sus afines.    
En cuanto al gasto, mira tú que es sencillo –y así nos lo enseñaban en nuestras familias–, saber que no se puede gastar lo que no se tiene, y que si hay oportunidad de obtener algún beneficio, se debe ahorrar para el mañana, o bien para atender imprevistos, pero he aquí que los políticos de izquierdas tienen otro planteamiento. Hoy en día, si las arcas públicas tuvieran superávit, bien que nos vendría.       
Desde la pandemia provocada por la Covid-19, se ha acrecentado el problema de tener que trabajar a pérdidas. Y si bien el Presidente del Gobierno, con una de sus frases lapidarias, tan del gusto de su clan, –hasta el extremo de que le aplauden hasta hacerse sangre–, nos dijo aquello al inicio de la pandemia de que «no iba a dejar nadie atrás», –algunos añadimos: … «a nadie vivo»–, ha resultado que son cientos de miles, millones, los españoles que están en la penuria.
Como digo, la pandemia acrecentó el problema, también han influido otras contingencias, recientemente la invasión de Ucrania por Rusia, pero no son solo esas circunstancias las que nos han llevado a ésta situación, sino que también influyen el sectarismo ideológico y la endémica mala gestión de lo público.
Miren, es en todo punto inadmisible que una persona se vea abocada a tener que trabajar sin una justa contraprestación o, peor aún, que el trabajo se haga a pérdidas.  
Ello está aconteciendo en España.
Muchos sectores económicos han puesto en el tapete político y público esa circunstancia, esto es, que no es humano que una persona trabaje a pérdidas y que se arruine    como consecuencia de un sistema impositivo draconiano, al que se une una inadecuada y nefasta gestión de lo público.  
Por descontado, que la solución del problema de esas personas no pasa por subvencionarles parcial y temporalmente, o concederles créditos ICO que han de devolver, sino que se ha de atajar el problema desde la raíz. El Estado, sus Gobernantes, no deberían consentir que los autónomos, profesionales libres y pequeñas empresas trabajen a pérdidas.  
Sin duda, si esa situación se produjera en todo el espectro laboral y económico, y no solamente en el ámbito de la actividad privada, el tema ya se habría tratado y atajado. 
Les propongo una hipótesis de trabajo para que vean que si el problema nos afectara a todos por igual ya existiría una solución: Pensemos que todo aquel que está en la esfera de lo «público»: políticos, funcionarios o personal laboral, tuvieran que adelantar y costear con su peculio los medios para la prestación de sus trabajos, como hacen los que están en la esfera privada, y que luego no fueran resarcidos al cobrar sus nóminas, tanto de sus propias aportaciones como de sus trabajos.
¿Estarían dispuestos a ello? Sobra la respuesta, ¿verdad?    
Ahora bien, como quiera que el asunto solo concierne a la esfera que se dice –inadecuadamente– «privada», –y digo inadecuadamente porque lo privado también viene a ser público–, allá que les zurzan, dicen no pocas personas, particularmente los políticos de izquierdas, pues que para ellos solo es bueno y válido lo «público».      
Obviamente, aunque el asunto no afecta a todos y cada uno de los Ciudadanos, desde el momento en que sí tiene lugar para con cientos de miles, millones de personas, incidiendo en toda la Sociedad, es un tema común y como tal tiene que ser tratado, sobre todo porque es injusto que una persona trabaje como si fuera un esclavo, sin percibir la correcta contraprestación por su actividad. Creo que lo que vengo exponiendo es fácil de entender.   
Y si esto es así, si el asunto es claro para todo el mundo, ¿por qué no se le ha dado solución desde hace tiempo? ¿Es necesario que se tengan que producir huelgas, que tanto coste económico representan para todos? ¿A qué se están dedicando nuestros Gobernantes? 
En cuanto a la Ciudadanía, ¿hemos de callar, pasar página, otra más?
Respóndanse ustedes. Yo ya lo he hecho.