Una fe absoluta

Agencias
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Con un discurso moderado, apelando a los suyos y al voto del centro-izquierda, Juanma Moreno ha logrado hacer realidad la aspiración de gobernar en solitario que tanto reclamaba

Una fe absoluta

La histórica mayoría absoluta cosechada ayer por el candidato del PP a la Junta, Juanma Moreno, que superó todas las buenas expectativas que ya había, le permitirá gobernar con «las manos libres» gracias a un resultado que pone freno a Vox desde Andalucía y abre un nuevo ciclo a nivel nacional.

Moreno ha conseguido, desde un discurso moderado, apelando a los suyos y al voto prestado del centro-izquierda, reunir más del 43 por ciento de los votos, que le dan la primera mayoría absoluta para el PP en la historia democrática de la comunidad, con 58 de los 109 escaños del Parlamento autonómico.

Es el resultado de la fe absoluta que siempre mantuvo en sus opciones, la que ya expuso en 2018, cuando pocos creían ya en su liderazgo, y la que volvió a recordar en el último tirón de la campaña: «Dicen que solo pueden los que creen que pueden», afirmó hace cuatro años y repitió hace solo unos días, animando a los suyos a empujar hacia la mayoría absoluta que finalmente consiguió.

El presidente de la Junta, que estará en funciones por poco tiempo a la vista de los resultados, ha sido dique de contención desde la moderación al discurso radical de Vox, que solo consigue dos escaños más de los que ya tenía, a pesar de la apuesta por Macarena Olona.

Además, capitaliza todos los escaños de Ciudadanos, su socio de Gobierno hasta ahora, en lo que es una clara muestra de que los populares han rentabilizado toda la gestión del Ejecutivo durante esta legislatura, reforzados además por el trabajo durante la pandemia.

Moreno, que tenía 26 diputados, sube 32 escaños en los comicios y gana claramente en todas las provincias, cosechando también una victoria histórica en Sevilla, donde siempre había ganado el PSOE hasta la fecha. Era un reto y lo consiguió.

El mayoritario apoyo al catalán de nacimiento y malagueño de adopción, que ya se veía en las calles durante la campaña, le convierte ahora en el barón popular de referencia a nivel nacional, con mejores resultados incluso que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Además, desde Andalucía se da el primer gran empujón nacional al líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, que se volcó en estos comicios autonómicos y con quien Moreno comparte una sintonía política y personal, situando el eje del partido en el centro.

Feijóo se presentará ahora con el aval de una victoria absoluta, como las que él obtenía en Galicia de forma repetida, y podrá poner coto al discurso de Vox, que le acechaba desde el pacto en Castilla y León.

Tras 14 años, en una etapa de mayor fragmentación política que nunca, los andaluces volvieron a apostar por una mayoría absoluta, que no se conseguía desde 2008, con el socialista Manuel Chaves.

Moreno, que llegó en 2014 a un PP de Andalucía en transición tras la amarga victoria de Javier Arenas y el liderazgo interino de Juan Ignacio Zoido, había conseguido el reto que le marcó Mariano Rajoy de llegar a San Telmo y ahora rompe el techo de los populares, con el primer Gobierno monocolor que tendrán en una comunidad que había sido gobernada durante 36 años por los socialistas.

«La determinación de una persona mueve montañas», recordó hace poco. Y también gana mayorías absolutas, ha demostrado.

Resurgir en 2018

Moreno resurgió la noche electoral del 2 de diciembre de 2018, tras sacar los peores resultados del PP, con Génova preparando ya su relevo, y pasó de estar abocado a dejar el cargo a convertirse en un barón de peso cuando la suma con Cs y Vox permitió arrebatar al PSOE el Ejecutivo andaluz por primera vez en la historia.

Pocos confiaban entonces en él, cuando afrontó una campaña electoral en la que se le daba por amortizado, y únicamente el propio Moreno y su círculo más cercano, el que le acompaña ahora en San Telmo, mantenían viva la esperanza de dar la sorpresa.

Durante esta legislatura, ha sacado adelante un Gobierno en minoría en el que en enero de 2019 nadie confiaba, no ha tenido ningún problema con Cs y ha sabido contentar a Vox con sucesivos acuerdos, hasta que la maquinaria electoral se puso en marcha por adelantado hace un año y se quedó sin Presupuestos para 2022.

Los problemas los tuvo a nivel de partido, donde la lucha de poder con la anterior dirección nacional por el control de las estructuras provinciales supuso importantes polémicas, públicas y soterradas.

Un año después de lo ocurrido en esos procesos, Moreno se convirtió en el principal apoyo de Feijóo para desbancar a Pablo Casado tras la polémica con Díaz Ayuso en Madrid. Ahora, el presidente andaluz vuelve a ser otro acicate para el gallego, allanando el camino de su líder nacional hacia La Moncloa.