De Palacio a Academia de Intendencia

E.Carretero
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Elena Arés y José Luis Javier protagonizaron la segunda conferencia de un ciclo que busca poner en valor Polentinos, centrándose en esta ocasión en las obras que se acometieron para convertir el edificio en un centro de formación militar

De Palacio a Academia de Intendencia - Foto: David Castro

El Archivo General Militar de Ávila, junto al Instituto de Historia y Cultura Militar y la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra, organiza el Ciclo de Conferencias '500+2 años de Palacio de Polentinos: de Solar de Contreras a Archivo General Militar de Ávila' con el que se quiere dar a conocer este palacio que más allá de su importancia histórica y patrimonial también tiene un papel destacado en la historia militar de nuestro país.  

Tras la primera cita, que corrió a cargo de María Isabel López, encargada de explicar cómo era el palacio de Polentinos en su origen y la arquitectura abulense del siglo XVI, este miércoles el turno fue para Elena Arés, arquitecta municipal, y José Luis Javier, doctor arquitecto por la UPM y experto en patrimonio, que explicaron la transformación que el palacio sufrió al acoger la Academia de Intendencia.  Una transformación que no fue tal y que se centró más en ampliaciones, respetando en gran medida la edificación original, tal y como coincidieron en apuntar ambos expertos durante esta conferencia celebrada en el auditorio del Palacio Los Serrano, mismo lugar para todas las citas de este ciclo, y que contó también con  la presencia del coronel Juan Antonio Pérez Chao, director del Archivo General del Ejército de Ávila, ubicado en el Palacio de Polentinos. 

La transformación del Palacio de Polentinos, explicó José Luis Javier, comenzó en 1875 cuando se decide traer a Ávila la que entonces era Academia de Administración Militar, momento en el que se empiezan a añadir edificaciones al palacio «hasta crear un complejo muy amplio». De hecho, esto permitió que el Palacio de Polentinos incorporara a su conjunto edificaciones tan «interesantes» como la parte dedicada a picadero, «edificación de mudéjar industrial y que valdría la pena poner en valor», apuntó el también investigador y experto en gestión del patrimonio al hablar del Polentinos, «uno de esos palacios renacentistas espectaculares, como otros muchos que hay en Ávila, pero que añade una historia y unos recuerdos que, junto a los valores materiales, tienen un importante valor inmaterial y representativo para la ciudad de Ávila». 

De estas obras de ampliación se encargaron en un primer momento arquitectos municipales, pero a partir de 1916, cuando el inmueble se cedió al Ministerio de Defensa, los trabajos se encomendaron a ingenieros de construcción. Aunque en este espacio se llevó a cabo una actuación muy respetuosa, en buena parte porque las obras se iniciaron a finales del siglo XIX, momento en el que surgen las grandes teorías de la restauración, hubo algún cambio notable como el que afectó a la  fachada que en origen estaba en las traseras, en la calle Santo Domingo,  y que se llevó a la calle Vallespín. Salvo por eso lo cierto es, apuntó Arés, que «el palacio se mantiene con pocas modificaciones y éstas se integran de una manera bastante aceptada».