Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


Día 38

02/04/2022

38, un número que pueden ser muchas cosas. No creas que es muy enigmático: podrían ser semanas de gestación, años antes de cambiar de década o simplemente 38 veces que intentaste hacer algo y no lo conseguiste. Pero en este caso, 38 son días y, como ya hiciera en el confinamiento, hago una cuenta hacia adelante para que no se me olvide ni por un solo momento el minuto y resultado del partido: día 38, resultado incierto.
Hace dos años, en plena pandemia, tal día como hoy rezaba un «quién me ha robado el mes de abril». Hoy pienso quién nos robó el mes de marzo de un año par, envuelto en tantas incertidumbres y preguntas sin respuesta. Escribir como en un diario las penas y aventuras, las alegrías y detalles, describir la nieve, el sol, el olor de las flores en una mañana de primavera. Escribir un diario en el corazón y en la mente para grabar a fuego lo que adoras y lo que quieres que no se olvide, porque olvidar no está permitido para no volver a tropezar en la misma piedra. Perderme en las palabras, en las letras, en las frases inconexas que mezclan sentimiento y raciocinio al mismo tiempo. Pensar que estaría escribiendo Anna Frank en su día 38 de encierro durante el drama de la guerra. 
Ochenta años después desde la primera página escrita por Anna seguimos escribiendo hojas y hojas llenas de motivos para llorar, pero otros cientos de ellas con miles de motivos para encontrar la esperanza y pensar que un mundo mejor puede ser posible. Pero, ¿qué pensaría la menor de los Frank? ¿Qué le contaría a Kitty una noche fría como hoy, sabiendo que la «casa de atrás» era su única puerta a la vida? Confinada, esperando momento para la huida, en medio de una guerra sin sentido… No sé cuántas Annas Frank habrá hoy escribiendo las letras de su pasado, tratando de encontrar motivos para vivir el presente.
En vez de un viaje al futuro, como la película para «futurólogos» deberíamos rodar un «Regreso al pasado» para darnos cuenta de que, a pesar de los avances, seguimos escribiendo historias que hacen desconfiar del aprendizaje de la vida a través de la historia. A veces quiero comprar entradas para una película diferente que nada tenga que ver con el horror de la guerra, de las divertidas, de las que solo hagan llorar de risa. De las de vivir el momento y perder la noción del tiempo. Con la banda sonora de la Novena Sinfonía de Beethoven para que también sea declarada patrimonio de la humanidad y grite al viento esa Oda a la alegría que pasó a la posteridad escrita por Friedrich Schiller. Porque, a fin de cuentas, si es que no encuentras la alegría En esta tierra, Búscala hermano Más allá de las estrellas. Ven canta, sueña cantado. Vive soñando el nuevo Sol. En que los hombres Volverán a ser hermanos.
Dia 38, cansados, pensando a corto, medio y largo plazo. Escribo en mi propio diario las cosas positivas y maravillosas que también las hay, para que compense y la balanza siempre caiga del lado de la sonrisa. Llamas a los ojos de otras personas, encuentras las puertas abiertas de corazones, cobijas en el alma la esencia de lo verdaderamente importante en la vida y entonces sabes que es ahí donde nace un nuevo diario que pueda empezar diferente el día 39.

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