La crítica -
Por Juana Samanes
Los estudios Marvel, ante la gran cantidad de largometrajes que han realizado sobre sus superhéroes (de Thor es la cuarta), dan una vuelta de tuerca para captar a un público más infantil, y lo hacen de la mano de Taika Waititi y del "vengador" más simpático, Thor. Este cineasta ya se encargó de la película del 2017 del dios del trueno, Thor: Ragnarok, aunque su mejor film hasta el momento ha sido Jojo Rabbit. Su fórmula para conquistar a estos pequeños espectadores son muchos gags humorísticos e igual acción que la anterior.
Thor, que pretende conseguir la paz interior, tiene que romper su retiro para enfrentarse a un peligroso asesino galáctico conocido como Gorr "el carnicero de Dioses", que busca la extinción de todos los dioses por un motivo que conocemos en el arranque del film. Para hacer frente a esta amenaza, Thor contará con la ayuda de la reina Valkiria, de su buen amigo Korg y, de su ex novia Jane Foster quien, para su sorpresa, empuña inexplicablemente su martillo mágico, Mjolnir.
Chris Hemsworth, encarnando a Thor, parece disfrutar mucho con un enfoque de su personaje más cómico y más metepatas. Al actor australiano le acompañan un plantel de actores-estrellas espectaculares empezando por el malvado, magníficamente encarnado por Christian Bale, Natalie Portman, Russell Crowe, Matt Damon e, incluso el propio director, Taika Waititi, que pone su granito de arena encarnando a Korg y que también es guionista de la película junto con Jennifer Kaytin Robinson, cuyo trabajo más conocido hasta el momento es en la serie televisiva Sweet/Vicious.
La película tiene en su desarrollo dos partes muy diferenciadas; la primera, muy divertida, está aderezada con diálogos y secuencias graciosas, donde incluso se utiliza la música de rock de los años 80 o del grupo Abba para marcar un ritmo alegre, la segunda parte es más dramática pero incluye una escena muy relevante con niños argadianos que hará las delicias de los pequeños de la casa. También éstos disfrutarán con las armas que tienen "vida" que portan Thor y sus amigos, el hacha, el martillo y un poderoso rayo de un dios mitológico del que se apoderan. Todo ello en un argumento de totum revolutum donde cabe absolutamente cualquier cosa, como una rebelión contra los dioses del Olimpo cuando éstos no cumplen con las expectativas puestas por los hombres o por el propio Thor.
Como es usual en producciones de este tipo, los efectos visuales y especiales son una parte fundamental y no defraudan. Especial mención merece el maquillaje, impactante en el caso de Christian Bale. En cuanto a las secuencias exteriores, la mayoría están rodadas en Australia, en los alrededores de Sidney.
Mucho más entretenida que las anteriores, al fondo de toda la trama la importancia del amor, capaz de mover montañas.