El Real Ávila sigue su racha ante un flojo Salamanca B

A.S.G.
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El equipo encarnado se impuso al filial salmantino en un partido con pocas ocasiones que Josito desequilibró a favor de los locales gracias a un gol, a saque de córner, mediada la primera mitad

Partido del Real Ávila. - Foto: David Castro

Real Ávila, 1

 

Salamanca B, 0

Pindado

Llorián

Josito

Javi

Cabrera

Jean Claude

Aarón

Juanito

(Vicente, 78’)

Tuto

(Jonathan Plaza, 68’)

Chiqui

(Philip, 89’)

IvánVila

  Álex

Sito

Gallego

Esteban

(Molina, 86’)

Hugo

Fernando

Nacho

Diego

(Tejedor, 81’)

Herra

(Jaime, 71’)

Sergio Ramos

Juan

Goles

1-0 (minuto 33) Josito

Árbitro

Gijón Peñas. Mostró cartulinas amarillas al local Josito y a los visitantes Fernando y Jaime

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 28ª de la Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante cerca de 400 espectadores.

La racha sigue. Un Salamanca B demasiado flojo en ataque –sus acercamientos a portería se diluían en la endeblez de sus disparos– contribuyó a que el Real Ávila ya sume cuatro jornadas consecutivas puntuando. Tres victorias y un empate son la trayectoria en las últimas jornadas de un equipo que en la tarde del domingo se encontró con un rival en sus mismas circunstancias. Y es que poco o nada se juegan ya a estas alturas de temporada dos equipos que ofrecieron poco fútbol en un Adolfo Suárez cuyo estado del césped, todo hay que decirlo, mostró una de sus peores imágenes. Diezma destacó de los suyos al final del choque la motivación, pero lo cierto es que poco o nada se pareció el juego, las ganas y la intensidad de los encarnados al equipo que venciera hace apenas unas jornadas al líder. Quizás sea lo normal. La entidad del rival influye, es algo innato.     

Lo mejor del partido, la victoria. Y es que pocas ocasiones se vieron en un choque en el que el Ávila fue el principal dominador ante un Salamanca B que entregó la batuta al equipo local –Chiqui la tomó como propia con buen criterio en los primeros minutos– y que cuando quiso recuperarla el árbitro ya invitaba a los espectadores a marcharse a su casa. Lo hicieron con un triunfo que encarriló Josito pero al que contribuyó Juanito.El coreano, que se marchó con una ovación cerrada del público, se ha sabido ganar el respeto de los aficionados con su derroche de esfuerzo, mucho más efectivo desde el interior, su nueva ubicación, que desde el lateral, su posición natural.

Si en el minut 1 un robo de Juanito ante Gallego se convertía en la primera ocasión de gol para los encarnados –su centro chut se envenenó hasta el punto de obligar a Álex a retroceder a puerta para evitar el gol–, en el minuto 33 un nuevo robo del coreano daba origen a la jugada del gol. Forzaba un córner ante la defensa salmantina y Aarón la colocaba a la perfección a la cabeza de Josito. El lateral, sin marca, remató sin contemplaciones entrando desde el vértice del área pequeña. Era el 1-0. Antes del gol, poco o nada. Después del gol, menos. Porque el partido, encorsetado por dos rivales demasiado pendientes de defender, se movió entre los errores y la falta de espacios. Vila, que vivió más en los extremos que en la zona de ‘9’ por buscarlos, padeció el planteamiento.

Quiso reaccionar el Salamanca B tras el tanto, pero su propuesta fue timorata. Su guión era claro, el robo y al contra rápida. Su ataque, automático, balones al hueco. Pudo salirle la jugada. Pero primero Esteban y luego Nacho –minuto 36– en dos jugadas consecutivas desperdiciaban las ocasiones con dos tiros demasiado blandos.

Empezó con mejor cara la segunda mitad cuando Gijón Peñas decretaba penalti a favor del Real Ávila. No había dudas. Vila había colado el pase hacia la entrada de Juanito cuando Gallego, que seguía la diagonal del coreano, quiso cortar la asistencia. Era un balón para el portero, pero el lateral, en una decisión errónea, cortó el pase en semifallo y dejaba el cuero a los pies de Juanito, que era derribado. Cabrera tomaba la responsabilidad y falló. Álex adivinó sus intenciones y desvió a córner. Poco después Aarón acarició el 2-0 cuando veía como su disparo era desviado por un rival lo suficiente como para salir fuera por poco.

Era un buen inicio, pero el choque, aunque se abriría un poco más tanto por la necesidad del filial salmantino como por el cansancio, caería en los mismos defectos de la primera mitad. Sin claridad en el juego, el Salamanca B quiso forzar el empate con más ganas que fútbol. Tendría Diego una buena ocasión –minuto 60– cuando, tras una pared con Herra, disparó con la diestra para obligar a Pindado a volar y despejar a córner.

Poco más quedaría por ver en un partido en el que lo mejor fueron los tres puntos y evitar sanciones en una jornada con demasiados jugadores apercibidos por la quinta amarilla.