Chueca, Chapí, Bretón... y muchos más

Isabel Camarero
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Las corales Kantorei y Canticum Novum escenificaron en el repleto auditorio de San Francisco la obra 'Zarzuela de mis amores'

Chueca, Chapí, Bretón... y muchos más

LA zarzuela gusta en Ávila. Ésa es la conclusión que podemos sacar a raíz del lleno absoluto que registró este domingo por la tarde (19,30 horas) el auditorio de San Francisco.

Alrededor de 300 personas se dieron cita en un escenario municipal en el que estaba programado el espectáculo ‘Zarzuela de mis amores’ a cargo de la Coral Kantorei (de Pozuelo de Alarcón) y de Canticum Novum (de San Sebastián de los Reyes).

Una «pequeña actuación» decía la presentadora, si bien es cierto que sobre las tablas se daban cita cerca de medio centenar de hombres y mujeres que la hicieron grande con su pasión, sus buenas voces y por supuesto ataviados para la ocasión.Con todo ello iban desgranando un programa amplio, «de escenas de zarzuela», definía la maestra de ceremonias. Se trataba de «escenificar» unas cuantas de las canciones más conocidas del género, de esas que «hemos tarareado y hemos escuchado en nuestras casas, pero dándoles un poco más de vida y no representándolas al uso». Una escenificación que también dio pie a preciosos dúos, cuartetos  y solos de ejecución impecable.

En un espectáculo de zarzuela que se precie, un piano y otros instrumentos como las castañuelas no podían faltar. Precisamente al piano, Alberto de la Fuente, muy metido en su papel, al igual que el director del espectáculo, Pedro Nebreda, con los artistas invitados Alicia Senso y José Manuel Conde.

Al son de ‘Viva Madrid que sí que sí...’ comenzaba un espectáculo que organizó la Junta de Castilla y León y por el que pasaron obras muy conocidas de autores como Barbieri, Chueca,Pablo Sorozábal, Chapí, Moreno Torroba,Bretón, Penella o Serrano.

Casi tan ilusionados como salieron a escena los intérpretes de las corales participantes se veía al respetuoso auditorio. De hecho nada más acceder al espectáculo parecía que no hubiera nadie por el silencio sepulcral con el que esperaban el inicio de la actuación, silencio que tras terminar la primera pieza rompió en aplausos y así hasta terminar la actuación.

Destacable la escasa juventud presente el San Francisco pues lo que era obvio es que el público era de mediana edad y eso sí tanto hombres como mujeres.