El campo ganó 282 profesionales en Castilla y León durante los nueve primeros meses del año, según los datos ofrecidos por la Seguridad Social. Así lo ha hecho público la Unión de Asociaciones de Autónomos y Emprendedores (Uatae).
Asimismo, remarca que Segovia es la «locomotora» del crecimiento ya que en estos nueve meses esta provincia ha visto como ganaba 233 agricultores y ganaderos con un crecimiento del 7,08 por ciento. Igualmente crece el número de agricultores y ganaderos en Ávila, 37; Palencia, 14; Soria, 64; y Valladolid, 54. Por el contrario perdieron cotizantes: Zamora 37, León, 29; Salamanca, 28; y Burgos 25. Por lo tanto la provincia de Ávila se situa en el centro de este crecimiento que puede explicarse por varias circunstancias añadidas pero que, sin duda puede tener que ver con la crisis también, aunque parezca una paradoja.
En ese sentido, el secretario general de Uatae en Castilla y León, José Ignacio Falces, destacó que «el sector primario ha vivido en las últimas décadas una importante crisis silenciosa, con la desaparición de un considerable número de explotaciones en algunos casos por jubilación, sin que se haya producido un adecuado relevo generacional». Sin embargo, en este año «los datos no engañan y se está produciendo una interesante recuperación del número de profesionales que se dedican a esta actividad, un sector que puede haberse convertido en un «refugio» ante la crisis económica general, lo que quiere decir que, en muchos casos, el campo se puebla de profesionales que vienen de sectores peor tratados o incluso desaparecidos, como la construcción.
Asimismo, Falces afirmó que «el sector agrícola y ganadero necesita medidas reales que aprovechen estas buenas cifras, siendo especialmente importante controlar las subidas desproporcionadas en determinados factores de producción básicos en el campo, como gasóleo, abonos, piensos y electricidad». También destacó que «los abusivos márgenes comerciales existentes entre los precios en origen y en destino son la consecuencia en muchos casos de un mercado «cautivo» por las grandes cadenas de distribución, que se permiten lanzar campañas a perdidas, utilizando determinados productos agrícolas como reclamo para el consumidor.
En cualquier caso, Uatae concluye «que en la aplicación de la reciente reforma de la PAC en España ha faltado dar un paso más en la definición de agricultor activo para que realmente sólo quién se dedica a esta actividad de forma profesional perciba esas ayudas».
Sin duda, el hecho de que se haya registrado un incremento en el número de cotizantes a la Seguridad Social en el Régimen Agrario es siempre una buena noticia, aunque haya que matizar algunos aspectos. Por esta razón, Diario de Ávila ha querido ponerse en contacto con las organizaciones agrarias con representación en la provincia de Ávila para conocer su valoración relativa a estos datos.
las organizaciones. Jesús Muñoz, presidente de UCCL afirma que, en algunos casos, puede tratarse de incorporaciones «ficticias», es decir, que en la agricultura, explica Muñoz, hay quienes se dan de alta en la Seguridad Social para poder conseguir las ayudas de la Administración «y aguantan cinco años al cabo de los cuales dejan de cotizar». Sin embargo, el responsable de UCCL considera que ahora es menos probable que se produzcan estos casos aunque sí puntualiza que la incorporación de estos nuevos productores puede venir derivada de la crisis. «Muchos hijos de socios de nuestro sindicato agrario, que han estado estudiando en la universidad y han hecho ingenierías, por ejemplo, se han quedado en la explotación de sus padres al no encontrar trabajo en el sector para el que se han formado». En cualquier caso, para el presidente de UCCL, sindicato mayoritario en la provincia de Ávila, el dato es positivo.
Algo parecido opina Ignacio Senovilla, responsable provincial de UPA. «La agricultura y la ganadería no están bien», reconoce, pero «otros sectores están peor». Según Senovilla, 2014 no ha sido un buen año para el campo. Aún así, la provincia de Ávila cuenta con 37 incorporaciones más al régimen agrario de la Seguridad Social. Para el representante de UPA esto puede deberse también a que las administraciones, y más concretamente, la Junta de Castilla y León, han llevado a cabo una campaña muy fuerte para incentivar la incorporación de jóvenes al campo «aunque luego no les lleguen las ayudas prometidas a estos jóvenes». Por eso, Senovilla pide a la Consejería de Agricultura y Ganadería que las ayudas sean «reales». «Porque un joven haga un curso y solicite la incorporación, lo que le lleva a realizar una inversión importante», no tiene la garantía de la supervivencia en el sector porque «luego no recibe las subvenciones y tiene que abonar los créditos solicitados a las entidades bancarias y los avales familiares. En muchos casos, significa la ruina de estos jóvenes agricultores y ganaderos». Denuncia Senovilla que existe un retraso en el pago de estas subvenciones de dos años. «En julio se pagaron parte de las ayudas de 2012, ni siquiera todas».
La agricultura y la ganadería son sectores que «están tirando de la economía» en el momento actual, afirma Joaquín Antonio Pino, presidente provincial de Asaja. También reconoce Pino que existe un interés creciente por parte de muchos jóvenes en el campo «donde ven una salida». Por esta razón cree que la Administración debe apoyar la incorporación de nuevos profesionales con más presupuesto para las primeras instalaciones dentro del programa de Desarrollo Rural. Además, exige, como los representantes de las otras organizaciones agrarias consultados, que los pagos sean «ágiles» porque en la actualidad «no se están abonando por ser cofinanciados por el Estado y las administraciones autónomas», señala el presidente provincial de Asaja, que añade que en Ávila, el mayor número de incorporaciones ha tenido lugar en el vacuno de carne y que ha sido el sur de la provincia el territorio con más nuevos profesionales. En los primeros nueve meses de 2014, Asaja ha formado a más de 300 jóvenes para su posterior incorporación al campo.