La última baza del Reino Unido

AGENCIAS
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Cameron, Clegg y Miliband prometen «amplios» poderes para Escocia, un reparto equitativo de los recursos y la protección de su Sistema de Salud si se impone el 'no' en el referéndum

La última baza del Reino Unido - Foto: DYLAN MARTINEZ

 
El primer ministro del Reino Unido, David Cameron; el líder liberal demócrata, Nick Clegg; y el laborista, Ed Miliband, se comprometieron ayer a devolver poderes a Escocia si finalmente se impone el no en el referéndum sobre la independencia de este territorio que se celebrará mañana. 
Los máximos responsables de los diferentes partidos británicos dejaron así de lado sus diferencias para prometer que el no en la consulta significará una fuerte protección para el Parlamento de Escocia y para el Sistema de Salud nacional (NHS, por sus siglas en inglés), así como para otros servicios públicos vitales en la región. 
El comunicado firmado por los tres políticos, que fue publicado por el diario británico Daily Record, habría sido negociado por el exprimer ministro Gordon Brown y por los laboristas escoceses. El objetivo es que un documento de estas características aporte «plena confianza» sobre las propuestas que Cameron, Clegg y Miliband vienen realizando. 
En concreto, el acuerdo promete, en primer lugar, «nuevos» y «amplios» poderes para el Parlamento escocés, mediante la garantía de «un proceso y un calendario» previamente fijado por las tres partes. Esta transferencia se iniciará el mismo 19 de septiembre (el día después del referéndum). 
Tras esto, los líderes británicos indicaron que están de acuerdo en que el Reino Unido existe para «garantizar las oportunidades y la seguridad para todos los ciudadanos», compartiendo los recursos «de una forma equitativa». 
En tercer lugar, dejaron por escrito el compromiso de que la última palabra sobre la financiación del Sistema de Salud de Escocia, así como del resto de servicios públicos, «recaerá sobre su Gobierno», en lo que entienden que sería una evolución de la llamada Fórmula Barnett -mecanismo utilizado por el Tesoro en el Reino Unido para ajustar los importes o asignaciones del gasto público-. 
Estas promesas fueron esbozadas por primera vez por el exprimer ministro británico, Gordon Brown. En un discurso pronunciado en Edimburgo, Brown, que es escocés, subrayó que «lo que la gente busca es un calendario, un plan, un mecanismo para la devolución y una idea clara de qué ocurriría tras un voto negativo». 
Así, tras defender que «el status quo ya no es una opción», el político subrayó que hace falta «un gran cambio en la Constitución» y avanzar «cerca de algo próximo al federalismo» en el Reino Unido.
Según su propuesta, «con fechas topes firmes», el debate sobre la cesión comenzaría al día siguiente de la consulta y el Gobierno de coalición que forman conservadores y liberaldemócratas fijaría las opciones de las competencias a devolver a Escocia antes de finales de octubre. 
Además, antes de que acabara noviembre se cerrarían estas competencias, en consultas con la sociedad civil, tras lo cual se elaboraría una nueva Ley del territorio escocés para finales de enero. 
Por su parte, Cameron aprovechó su última visita a Escocia antes del referéndum para advertir de que la independencia «no es una separación de prueba, sino un divorcio doloroso» para el que «no hay marcha atrás». 
En una emotiva intervención en la ciudad de Aberdeen, bastión de la explotación petrolífera, el líder británico rebatió las críticas del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) que lo acusan de «alarmismo» y aseguró que «advertir de las consecuencias» de romper una unión que data de 1707 «no es alarmar, es poner en sobre aviso a un amigo».