La 'marcha blanca' supera su ecuador con nuevos apoyos

SPC
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La primera semana de caminata arroja un balance «muy positivo» para los organizadores, que consideran «un acierto» su convocatoria

La ‘marcha blanca’ superó ayer su ecuador en la séptima jornada reivindicativa de las 12 previstas en las que más de medio centenar de ganaderos continuaron recabando apoyos de profesionales vinculados al sector y compañeros de otras autonomías. Los 18 kilómetros que separan las localidades vallisoletanas de Mojados y Olmedo cerraron la primera semana para los andarines con un balance «positivo» y con ilusión y energía para cambiar las cosas a partir del próximo 4 de septiembre, que será el día en el que lleguen a Madrid para exigir a la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, soluciones a un sector que consideran está abandonado.
No lo dicen sólo los propios ganaderos, como Ricardo López quien sostiene que esta marcha es «la única manera con la que se puede hacer algo», o Maribel, ganadera jubilada que ve el sector «en ruina total», sino también veterinarios como Pedro Gordo, quien apoyó ayer la marcha en representación de todos los especialistas en medicina bovina. «Está siendo un éxito total porque el sector está abandonado y la gente es optimista por el apoyo que está encontrando para que el Gobierno regule el sector», subrayaba durante el transcurso del recorrido en declaraciones recogidas por la agencia Ical.
Hasta las localidades vallisoletanas se acercaron también varios ganaderos de la Comunidad autónoma de Asturias, como Jorge Canal, quien aseguró que con «los bajos precios de la leche hoy es imposible vivir de la ganadería». Con su bandera de Asturias a cuestas y con los ánimos de los numerosos vecinos que arroparon a su paso a la marcha, comprometió su presencia el próximo día 4 en Madrid.
A la cabeza de la marcha el presidente regional de Asaja, Donaciano Dujo, quien hizo balance «muy positivo» de estas siete jornadas de reivindicación. Positivo por «el apoyo de la sociedad» y de la gente cuando se pasa por los pueblos o los propios coches que anima en su recorrido a los andarines.
Además, reconoció que cuentan con «el cariño y el empuje» del sector al que representan estos caminantes algo que, dijo, les da «fuerza y nos anima». También alabó el apoyo de los medios de comunicación a través de los cuales la sociedad se dará cuenta de la importancia de defender a este sector para poder disponer de leche «de calidad» y no procedente de excedentes de Francia.
«Tenemos la sensación de que esto tiene que obligar a la industria y a la distribución y a las administraciones a dar un paso, en favor del sector ganadero que es el que está perjudicado. Y el paso tiene que ser garantizar la recogida de la leche y que se pague a un precio digno por encima de los costes de producción, por encima de 0,34 euros», añadió.
En un día festivo como el de ayer, aseguró, mientras otros están con la familia o «tomando un vino», estos andarines están «orgullosos de estar aquí, pisando la meseta porque el espíritu que llevamos nos inunda de alegría, de fuerza y de ganas para seguir defendiendo el sector». «Con más ánimo que nunca, con más ganas que nunca y creyendo con rotundidad que lo que fue una idea ha sido uno de los mayores aciertos reivindicativos que hemos hecho en Castilla y León en toda la historia», comentó.
 
alta participación. En términos parecidos se expresó el coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, quien reconoció que la participación en estas siete jornadas «ha superado con creces las primeras previsiones». «El apoyo de la sociedad en su conjunto, no pensábamos tanto respaldo y satisfacción porque la ministra se está poniendo nerviosa y creo que tiene que empezar a pensar que tiene que cumplir su papel de ministra porque está para hacer política y lo que pedimos es necesario y urgente», incidió.
A juicio de González Palacín, el sector está «cada vez más convencido y con más ánimo» de que los políticos «se están poniendo las pilas» y «lo vamos a conseguir con la presión social».