Una aguja en un pajar

SPC
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Las criptomonedas se han convertido en un auténtico filón para el blanqueo de capitales y el cibercrimen por el anonimato en las operaciones y la falta de control de las autoridades

Su anonimato, la dificultad para rastrear sus movimientos y la falta de control convierten a algunas criptomonedas en la herramienta ideal para blanquear dinero, un filón que los delincuentes están aprovechando y que la Unión Europea, a remolque, está intentado regular dado el éxito adquirido gracias los récord de revalorización que alcanzaron el pasado mes de diciembre.

Desde que en 2009 nació la primera y la más famosa de las criptodivisas, el bitcoin, se ha especulado mucho sobre si las supuestas virtudes de ser un método de pago democrático, que no depende de las autoridades que proclaman sus defensores, se pueden volver en contra de la sociedad y servir como herramienta para los criminales, incluyendo terroristas y narcos.

Aunque aún son pocas, en España ya ha habido algunas operaciones contra narcotraficantes que usaban ciertas monedas virtuales para lavar el dinero del delito, una de las últimas el pasado abril contra una banda que se dedicaba específicamente a blanquear fondos de las drogas y que recurría a este método.

Los expertos coinciden en la dificultad para rastrear las monedas virtuales con los métodos tradicionales (se calcula que hay más de 1.600, entre las que destacan el bitcoin, el bitcoin cash, el ethereum y el litecoin) y en la necesidad de controlarlas.

«Las investigaciones con criptomonedas son casi imposibles con los medios que tenemos. Vamos a pedales, bastante hacemos con hacer algo», afirma la fiscal antidroga de la Audiencia Nacional Carmen Ballester, que lleva décadas luchando contra el blanqueo y el narcotráfico.

También explica que hoy en día se pueden comprar hasta inmuebles con bitcoines y que en Málaga, zona de alta concentración de narcos y también de mafias de Europa del Este, hay inmobiliarias que ofertan esta posibilidad.

Para Ballester, es necesario regularlas, tarea muy complicada y que puede, incluso, llevar a su desaparición: «Desde el momento en que se regule la criptomoneda dejará de ser efectiva. ¿La gente por qué las compra? Porque no están controladas», opina.

Sergio Otero, consultor especialista en prevención del blanqueo denuncia que en España se puede canjear efectivo por este dinero virtual sin necesidad de identificarse. Así, una persona puede acudir a un comercio con máquina de criptodivisas y entregar el dinero (un máximo de 2.500 euros por cada operación para ciudadanos españoles y de 15.000 para extranjeros), tras lo que recibe un número con una clave de internet y que le da acceso a su inversión en la divisa digital.

Puede entonces operar con ella comprando bienes en internet o, incluso, en la deep web o internet profunda, donde existe la posibilidad de adquirir armas, drogas y hasta contratar sicarios.

En el caso de optar por venderla, esa persona solo tiene que dar un número de cuenta, que puede estar en un paraíso fiscal, con lo que, desde ese momento «ya es dinero legal, ya se puede usar».

De esta manera, mafias del blanqueo son capaces de lavar centenares de miles de euros al día, puesto que pueden hacer esos ingresos una y otra vez usando a diferentes personas -mejor si son extranjeras- aprovechándose de que a las criptomonedas se les aplica por analogía la ley de bienes de consumo.