Rafa y Darío, adulto y niño, subieron al escenario a petición del mago Gonzalo Granados, al que echaron una mano en uno de los juegos que escenificó ayer en el transcurso de la Gala de Magia.  Y cuando regresaron a las butacas desde la que contemplaban plácidamente el espectáculo seguramente lo vieron con otros ojos, con los de quien ve aumentar su fe en  la magia después de compartir un rato con un mago y comprobar en primera persona hasta dónde son capaces de llegar la ilusión y el entusiasmo que la magia transmite, tanto de lejos como de cerca. Éste era, en definitiva, el objetivo de la Gala Mágica que, por cuarto año consecutivo, ofreció la Asociación de Magos de Ávila con motivo de la festividad de su patrón, San Juan Bosco, con la colaboración del Ayuntamiento.

El Auditorio Municipal de San Francisco se llenó de público dispuesto a pasar la tarde del domingo disfrutando de la magia ‘made in Ávila’. Y es que todos y cada uno de los artistas que subieron al escenario -ocho en total- son de origen abulense. En la primera fila, observándolo todo con suma atención estaban los niños y jóvenes que son alumnos de la Escuela de Magia, auténtica cantera del ilusionismo abulense a la que están vinculados muchos de los magos que participaron en el espectáculo, en el que no faltó de nada porque la magia tiene su liturgia y una gala exige respetarla. Así que hubo  naipes, varitas, pañuelos, chisteras, pajaritas, ... Y muchísimo humor, el que derrocharon casi todos los magos que actuaron, aunque cada uno en su estilo propio y personal.

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