El 'sefie' ya lo inventaron el en Neolítico

E.Carretero
-

El Museo de Ávila organiza durante este verano un taller infantil en el que invita a los pequeños a descubrir que desde antiguo el hombre siempre ha querido representar la figura humana

Aunque creamos que los selfies son una modernidad y algo muy reciente lo cierto es que la pretensión de inmortalizar nuestra imagen, y en este caso mostrando nuestra mejor cara, es casi casi tan antigua como la especie humana. De hecho, ya en el Neolítico el hombre realizaba dibujos con forma humana en cerámicas y en abrigos naturales. «Desde el principio de la Historia el hombre siempre ha tenido interés por representarse y según avanzaba la técnica, y a través de pinturas o cerámica, por ejemplo, de representarse a uno mismo de la  mejor manera posible y acompañado además de tus gustos o de aquellas virtudes que mejor te representan», contó Juan Antonio Gil, del departamento didáctico del Museo de Ávila, a la docena de niños y niñas que este martes participaron en el Taller ‘Con pintura y un espejo, hazte un selfie del reflejo’. Una actividad que forma parte de la oferta didáctica estival y que se desarrolla todos los martes y miércoles desde finales de junio y durante los meses de julio y agosto.   
Un taller de verano en el que estos aprendices de historiadores pudieron descubrir que desde antiguo el hombre ha tenido la necesidad de dibujar figuras humanas en un intento muy primario de lo que serían los retratos y autorretratos y después los populares selfies. Así, durante este taller de aproximadamente hora y media Paula, Javier, Daniel, Miguel Ángel o Guiomar comprobaron que las representaciones humanas están presentes en muchas de las obras de arte que atesora este Museo y en objetos tan curiosos como cerámicas prehistóricas, en las que el hombre ya se dibujaba, o en monedas romanas, pasando lógicamente por los cuadros con retratos con los que también cuenta este museo y entre los que destaca, por ejemplo, el de la Marquesa de Espeja que pintó Federico Madrazo. También en fotografías, en este caso realizadas por el etnógrafo alemán Albert Klemm, que durante sus viajes por esta provincia se encargó de retratar a las gentes abulenses y la vida tradicional de los pueblos de Ávila.