A los pies de la Muralla

diariodeavila.es
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Los participantes en el Encuentro Internacional de la Familia Teresiana de Enrique de Ossó acudieron a una misa al aire libre, convocaron un concierto y unieron una cadena humana que unía Muralla con los Cuatro Postes

La Muralla y el Encuentro Internacional de la Familia Teresiana de Enrique de Ossó estuvieron muy unidos este domingo en varias de las actividades previstas, comenzando por la eucaristía de la mañana.

Lo cierto es que el tiempo no dio una tregua y los asistentes a la misa prevista en el Atrio de San Isidro tuvieron que sufrir fuertes temperaturas a pleno sol, lo que hizo que proliferaran sombreros, paraguas, abanicos e incluso alguna sombrilla. También se movieron las sillas hacia la sombra, si era necesario, lo que se convirtió en algo habitual aunque supusiera algún inconveniente organizativo.

A los pies de la Muralla se celebró esta misa para la que se colocaron alrededor de 1.800 sillas, aunque hubo quien optó por quedarse a la sombra del monumento. Para todos ellos estuvieron disponibles los servicios habituales de atención y seguridad a los que se unían los voluntarios del V Centenario que con sus camisetas azules se encargaron desde las 8,00 horas de que todo transcurriese como debía.

El obispo, Jesús García Burillo, fue el encargado de presidir la celebración junto a otros sacerdotes entre los que se encontraba el provincial de la Orden del Carmelo Descalzo, Miguel Márquez. En el altar preparado para la ocasión ellos también fueron testigos de cómo se incluían en la eucaristía costumbres de otros lugares y se utilizaban varios idiomas para que todo el mundo se sintiese acogido y como muestra de la diversidad cultural y geográfica que se ve en las 1.500 personas de este encuentro que proceden de Europa, Estados Unidos, América del Sur y África.

Ya en la homilía García Burillo dio la bienvenida «a la tierra de Santa Teresa de Jesús» en una celebración en la que se recordaba «la vida y el espíritu de Teresa», ya que se celebraba cerca de su casa natal y junto a la Muralla que ella «tantas veces atravesó». Estas palabras fueron pronunciadas por el obispo antes de explicar el Evangelio, pero después de haber tenido tiempo para decir a los presentes que han «alegrado la ciudad de Ávila» con su «presencia y cantos». Esto fue aún más visible con la representación de la coordinadora general de la Compañía Santa Teresa de Jesús o los representantes de los colegios de la orden, que también estuvieron presentes.

Para superar el calor de la misa, que obligó a socorrer a alguna persona (Protección Civil publicó que se atendieron a once personas y una se trasladó a un centro sanitario) y echar agua sobre los asistentes, los participantes acudieron a una comida juntos antes de partir al concierto homenaje a Teresa de Jesús en el Lienzo Norte. El llamado ‘Concierto Encuentro’ unió a músicos de diferentes edades y nacionalidades que se conocieron físicamente el sábado y que el domingo por la tarde ya unieron sus instrumentos para la actuación. En esta interpretación se comenzó con obras más sencillas técnicamente para que los músicos más pequeños o con menos experiencia pudieran tocar con la idea de que la música es un lenguaje universal. La segunda parte tuvo dos temas principales ‘Vivo porque tengo que vivir’, de C. Pellicer, y ‘Celtic Child’, de B. Appermont, obras entre las que se mezclaron otras que unieron a niños, adolescentes y miembros de diferentes colegios de la Fundación Escuela Teresiana. La idea era unir a personas que querían colaborar en esta interpretación pero también con presencia abulense dando lugar a un concierto único donde la interpretación tuvo su propio espacio como se pudo ver desde el principio con unas jóvenes que, representaron a Santa Teresa y las carmelitas, pusieron la escenografía.

Lo cierto es que hubo una gran asistencia a esta actividad celebrada en el palacio de congresos Lienzo Norte donde se llegó a abrir la sala dorsal para acomodar al público.

Fue toda una oportunidad de disfrutar de la buena música antes de acudir a una actividad con la que querían tener un gesto con Ávila. Para ello formaron una cadena humana que unió  la Muralla, como un símbolo de la raíz teresiana, con los Cuatro Postes, como un ejemplo de la salida de Ávila al mundo.

La cadena comenzó con los más jóvenes para después ir formando los colores, rosa, naranja y verde a través de personas de diferentes países que representaban los colores que forman el logotipo del encuentro internacional. Todos se fueron unieron en este camino hasta completarlo y unir sus manos. Entre ellos el color rosa estaba formado por los representantes de Angola, Argentina, Bolivia, Brasil, Burkina Faso y Chile; el naranja por España, los miembros del musical ‘Si Teresa de Jesús volviera hoy’, el gobierno general de la Compañía y las comisiones, y el verde contenía a los países de Colombia, Costa de Marfil, Ecuador, Estados Unidos, Italia, México, Nicaragua, Cuba, Paraguay y Uruguay.

Con esta amplia representación se logró el objetivo perseguido, cortando incluso la carretera  durante un momento mientras sonaba música sobre Santa Teresa y se escuchaban gritos de ánimo  como ‘Venga teresianos’ o ‘Se ve, se siente, Teresa está presente’.

Toda una imagen que quedará en el recuerdo como un símbolo de este encuentro.