Tierra de reyes y viajeros

diariodeavila.es
-

Madrigal de las Altas Torres bien merece una visita, no en vano, aglutina monumentos como el Monasterio de Gracia, Extramuros o San Nicolás de Bari

Vista de Madrigal de las Altas Torres.

Ser la cuna de Isabel la Católica imprime carácter. Madrigal de las Altas Torres es en la actualidad, y después de Arévalo, la segunda población más importante de la Moraña. Pero hubo un tiempo en que la villa destacaba a nivel nacional, al relacionarse con nombres tan brillantes como la ya mencionada Isabel la Católica, Vasco de Quiroga, Alonso de Madrigal o Fray Luis de León. Madrigal de las Altas Torres es, en definitiva, cuna de reyes y viajeros, y lecho de poetas.

Ubicada a 808 metros de altura sobre el nivel del mar, la localidad se asienta entre los ríos Zapardiel y Trabancos. Y lejos de echar de menos canteras cercanas a las que recurrir para levantar sus principales edificios, los madrigalenses de antaño recurrieron el ladrillo y al calicanto, enseña de toda la zona.

Con estos materiales y con el inconfundible estilo mudéjar de La Moraña, deslumbran en Madrigal sus tres principales edificios: la iglesia de San Nicolás de Bari, la de Santa María del Castillo y las murallas.

De estas últimas podemos decir que se trata de una construcción románico-mudéjar de carácter militar, que según algunos estudiosos, de haberse conservado completa, podría incluso llegar a competir con la de Ávila.

La muralla fue declarada Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931.

De ella se sabe que en su época tenía entre 60 y 80 torreones, sin incluir las que forman las puertas, aunque sólo perviven 23.

Su longitud rondaría los 2.300 metros y su espesor tiene una media de 1,5 metros, pero para mayor refuerzo disponía de una barbacana exterior y en medio un foso, lo que hacía al conjunto inexpugnable.

El Monasterio de Nuestra Señora de Gracia fue palacio en tiempos de Juan II de Castilla y desde el siglo XVI es convento. En su interior  nació Isabel La Católica y en la actualidad conserva algunas piezas del antiguo palacio como son la sala de Cortes (con un magnífico artesonado mudéjar), escalera regia del siglo XV, el claustro, la capilla real, el salón de Embajadores y la alcoba de la Reina.

Son muchos los tesoros que conserva el monasterio, como un  Calvario de Juan de Juni, una Inmaculada Concepción de Alonso Cano y varias piezas de las escuelas de Berruguete y Ribera (Virgen de las Nieves, Virgen del Mar y retrato anónimo de los Reyes).

san nicolás de bari. En Madrigal volvemos a encontrar el estilo mudéjar, aunque en este caso en su variante más tardía, en la iglesia de San Nicolás de Bari.

El templo consta de tres naves y cabecera triple y los arcos exteriores de los ábsides son ciegos.

Ya en el interior, se incorporan elementos de periodos muy distintos, desde el gótico al renacimiento, así como un retablo del siglo XVIII.

La iglesia, al igual que la muralla, fue declarada bien de interés cultural el de 3 de junio del año 1931.

Y por último, apelamos a la imaginación para disfrutar del convento de Extramuros, porque de él apenas se conservan restos de la estructura horizontal original y los muros.

Su magnífico claustro fue llamado por sus dimensiones y estilo ‘el Escorial de Castilla’. Éste limita por el lado este con el cuerpo de entrada, por el sur con la Iglesia, y por el norte y oeste con lienzos exentos de muro. La fachada del claustro es de sillería de granito de dos plantas, la iglesia es una construcción de ladrillo con nave central de 10 metros, ocho capillas, crucero, presbiterio corto y dos sacristías. La portada es de tres cuerpos, el central enmarcado por lo que debieran ser dos torres, con arco de medio punto y presidido por la estatua de San Agustín y el escudo de la orden.