El ciervo canta al amor

Estela Carretero
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Al igual que sucede en otros espacios naturales, donde la berrea del ciervo se ha convertido en un atractivo turístico, una empresa abulense busca atraer visitantes al Valle de Iruelas en la época de celo

Los berridos del ciervo en celo son muy característicos y sonoros. - Foto: CasillasSeMueve

Aseguran quienes han tenido la oportunidad de escucharlo que el sonido que emiten los ciervos en época de celo es, «además de claramente identificativo, poco menos que escalofriante», a la vez que muy sonoro.

La madrugada y el atardecer son los mejores momentos del día para poder escuchar la llamada de los machos a las hembras y el Valle de Iruelas, aseguran desde la empresa de actividades turísticas Casillas se mueve, «uno de los mejores lugares» del país para hacerlo. De hecho, al igual que se hace en otros rincones cercanos, como el Parque Nacional de Monfrague, situado en la vecina provincia de Cáceres, esta empresa ha incluido este espectáculo,  «uno de los más fascinantes de la naturaleza», en su catálogo de servicios, ofreciendo a los amantes de la naturaleza rutas para observar y escuchar la berrea.

La época de celo de los ciervos, explica Óscar Ruiz Peinado, responsable de la empresa Casillas se mueve, la primera en ofrecer como producto turístico la berrea en nuestra provincia, «comienza a comienzos del otoño, casi siempre a finales de septiembre» y se prolonga, prosigue este joven empresario, «durante 20 ó 25 días», por lo que  si bien «aún es posible» escuchar el sonido de los machos llamando a sus hembras, lo cierto es que estas alturas del mes de octubre el coro de los ciervos en celo cada vez es más tenue.

Estas rutas guiadas en busca del sonido de los venados permiten a los participantes, explica  el empresario de Casillas, no sólo identificar la llamada de los machos para marcar su territorio y supremacía frente a los demás ejemplares de su sexo, sino también descubrir algo más sobre esta especie que, asegura Ruiz Peinado, «es muy interesante, a la vez que muy desconocida».   

Así, gracias a estas rutas, que parten del Puerto de Casillas y que se pueden prolongar «durante una hora y media o dos hora», los participantes en estas sendas se acercan al ciclo de vida del ciervo que no sólo es curioso por su llamativa época de celo, sino también por otras prácticas vitales como el desmogue, que tiene lugar en la primavera, normalmente en el mes de marzo, y en el que los ciervos machos se desprenden de sus cuernas que progresivamente y a un sorprendente ritmo, incluso de más de cinco centímetros diarios, irán creciendo hasta formar una nueva y majestuosa cornamenta ya al término del verano. El proceso de crecimiento de la cornamenta, que según la especie y el ejemplar puede llegar a pesar casi diez kilos, se conoce como escoda.  

Pero en la época de celo, que es la que les ocupa a los ciervos o venados en estos momentos, no sólo es posible escuchar su potente berrido sino también, asegura el responsable de la empresa Casillas se mueve, el característico sonido que sus cuernas producen al frotarse contra los árboles, un gesto con el que los ciervos machos marcan su territorio para que otros de su mismo sexo sepan ‘quién manda’ en ese lugar.

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