Recuerdo que llega de la tierra

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El escultor Jorge Müller recibió a título póstumo el homenaje del pueblo donde vivió décadas

Recuerdo que llega de la tierra

No hay mejor homenaje a un escultor que poder exponer sus obras, que la gente pueda verlas de cerca y conocer aquello que sus manos crearon. Y así fue el homenaje que El Hoyo de Pinares rindió a Jorge Müller, con una selección de sus esculturas expuestas en el Ayuntamiento, junto con fotografías del artista y su trabajo.

Tampoco hay mejor homenaje que aquel que viene de los que están cerca y, aunque ahora sea a título póstumo, la tierra de ElHoyo, donde Müller pasó décadas de su existencia y donde aún permanece su familia rindió un especial tributo, en este caso encabezado por el Ayuntamiento, pero que en definitiva es un reconocimiento de la localidad.

Jorge Müller se afincó en este municipio abulense en 1963 y allí permaneció hasta su muerte. Y aunque a veces no se le dio el valor que se merecía, ahora se le recuerda aún más puesto que el Consistorio ha puesto su nombre (Escultor Jorge Müller) a la calle donde aún está su vivienda.

Además, este viernes se tuvo para él un recuerdo muy especial con el acto organizado en el Ayuntamiento, donde además de las palabras del alcalde, David Beltrán, se pudo escuchar las añoranzas de su hija Julia bajo la atenta mirada de su madre Christa, o los recuerdos de Pablo Serrano, director de Diario de Ávila.

David Beltrán aseguraba poco antes de comenzar el acto que el motivo del homenaje era «dar valor a su obra artística, creemos que El Hoyo sale fortalecido con el reconocimiento de una persona tan importante, una persona con una obra artística magnífica». Todo ello además en un municipio donde su figura ha pasado algo desapercibida, decía, lo que se quería que pasara a ser parte del pasado con este homenaje.

A Julia Müller le correspondió hablar de la obra de su padre y, con su agradecimiento al homenaje, recordaba antes del acto lo que es especial en los escultores, «su personalidad» y, en el caso de su padre, las esculturas en las que se «pueden palpar las formas, sentir las curvas y eso es algo de él; siento las esculturas como si fueran mis hermanos».

Por su parte, Pablo Serrano relató un emotivo discurso donde recordó su primer encuentro profesional que dio paso a una relación personal y las anécdotas que esos años de conocimiento les trajeron. Con él pudo descubrir más del mundo de la cultura, como le ocurre a quien se acerca a la obra de este escultor, que aprendió la libertad en España y cómo experimentar  con formas y materiales trae nuevas estilos en el arte.