Iglesias 'permitirá' a Sánchez ser el vicepresidente de su Gobierno

AGENCIAS
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El líder de la fuerza 'morada' está tan convencido del 'sorpasso' al PSOE en los comicios que ofrece al secretario general de los socialistas ocupar el segundo puesto del próximo Ejecutivo

«La humildad». Ésa es, según remarcó ayer Pablo Iglesias en una entrevista, su principal virtud. Una afirmación que cobró una relevancia especial apenas unos minutos después, cuando el líder de Podemos, convencido del sorpasso de su formación al PSOE el próximo 26 de junio, no dudó en ofrecer ya un puesto al secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, en su futuro Ejecutivo. Así que, a pesar de la humildad, con más de mes y medio para la cita con las urnas, el dirigente morado se ve el gran triunfador en los comicios.

«Si hay una candidatura política de cambio que gana las elecciones o queda segunda con la opción de hacer un pacto con la siguiente fuerza, esa segunda formación, que sería el PSOE, tendría la legitimidad de pedir la Vicepresidencia. Eso es una cuestión de sensatez», aseveró, para luego tratar de suavizar sus declaraciones al indicar que el sorpasso «solo tiene sentido» para ellos si «significa superar al PP, ya que los socialistas tienen que ser aliados, porque aspiramos a gobernar con ellos».

Por si su proyecto de futuro no había quedado claro, Iglesias no dudó en repetir la que, para él, sería la fórmula perfecta tras el 26-J: «Lo lógico es que el partido con más peso electoral ponga al candidato para la Presidencia, aunque luego en el Gabinete pueda haber gente de otros partidos».

También aprovechó su intervención televisiva, con la que dio el pistoletazo de salida casi oficial a su precampaña, para lanzar un mensaje a Gaspar Llamazares, que encabeza el sector crítico de IU con la coalición que negocian ambas fuerzas. «Yo sí me veo construyendo un futuro con Alberto», apuntó el líder de Podemos, que acusó al excoordinador de los progresistas de representar «el pasado».

 «Yo deseo el acuerdo y me estoy esforzando mucho para que sea posible», enfatizó sobre este asunto, aunque evitó ofrecer detalles sobre la negociación que están liderando los secretarios de Organización de la formación morada y de IU, Pablo Echenique y Adolfo Barrena, respectivamente. «Hay que dejarles trabajar», solicitó, aunque aseveró que, a su juicio, «los dirigentes, militantes y simpatizantes de ambos partidos desea mayoritariamente un acuerdo de progreso».

Arrepentimiento. Por otro lado, Iglesias reconoció que se equivocó al aludir a la «cal viva» en el debate de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso, cuando le aconsejó al socialista que desconfiara «de los consejos de aquellos que tienen manchado su pasado de cal viva». Según su explicación, en su primer discurso hizo una mención a la llamada guerra sucia contra ETA que considera «correcta» porque «el pasado hay que evitarlo», pero que en la segunda se equivocó, aunque enmarcó la expresión en «una situación de calor en el debate, en la que nos empezamos a calentar en el Parlamento».

Por cierto, si de su personalidad distinguió la humildad, de las virtudes de sus adversarios destacó la socarronería de Mariano Rajoy, el atractivo físico de Pedro Sánchez y la habilidad política de Albert Rivera.