En una controvertida visita en la que, incluso, estaba en duda que pudiera acceder al país debido al veto que le había impuesto el Gobierno de Caracas, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, llegó ayer a Venezuela en un viaje relámpago de menos de 48 horas en el que su principal objetivo era, según declaró, conocer, de primera mano, la situación de la nación. Una nación que, según indicó, «es rica y merece un cambio» debido a los graves problemas que atraviesa, «no solo políticos, sino también de subsistencia y humanitarios», señaló.

Tras ser recibido en el aeropuerto por la esposa del preso opositor Leopoldo López, Lilian Tintori, y por el embajador español en Caracas, Antonio Pérez-Hernández, el político español se trasladó a la Asamblea Nacional, donde pronunció un discurso en el que defendió el diálogo entre el Ejecutivo de Nicolás Maduro y los antichavistas, pero con la condición de que se respeten los derechos humanos y las leyes, incluido el referéndum revocatorio al presidente venezolano, y se garantice el acceso a alimentos y medicinas.

«Quiero apoyar desde mi partido y desde mi país el diálogo institucional», apuntó, «que tiene que ser efectivo y con condiciones muy concretas», agregó en su mensaje ante el Parlamento, de mayoría opositora.

En su defensa de los derechos humanos, Rivera pidió la liberación de los «presos políticos» y, para que se actúe conforme a las «reglas del juego», exigió que se celebre la consulta solicitada por los detractores del oficialismo para que Maduro abandone el poder antes de que concluya su mandato. «Es su Constitución, es su derecho», incidió, añadiendo que el recuento de las firmas presentadas en el apoyo del referéndum debe hacerse «con normalidad». «Si tan seguros están algunos de haber hecho bien las cosas, de lo bien que va la economía y de que no hay crisis humanitaria, que no teman a las urnas», remarcó, ya que, en su opinión, el problema es que el Gobierno de Caracas no acepta que «el pueblo ha dicho ‘basta’».

El catalán subrayó, asimismo, que el país vive una triple crisis, una «humanitaria sin precedentes», ante la falta de alimentos y medicinas, a la que se suma la de seguridad, que impide «que la gente viva en libertad» y la de «derechos humanos y política».

Es por ello que abogó por que los venezolanos se puedan «reconciliar» e iniciar una etapa en la que no haya «ni vencedores ni vencidos», sino que el pueblo esté «unido y mire hacia delante» y, para ello, argumentó, es necesario un cambio de modelo económico y político porque el del chavismo «está en contra del signo de los tiempos».

Eso sí, en cuanto a las críticas recibidas desde el Gabinete de Maduro hacia España, Rivera dejó claro que tanto desde su partido como desde su país se tiene «absoluto respeto por la soberanía nacional» del Estado caribeño y aseveró que el «enemigo del pueblo venezolano no es el pueblo español, ni una parte del pueblo venezolano. Es el hambre, la falta de medicamentos y la inseguridad en las calles».