Si hay un equipo que conoce cómo realizar cada año una reinvención exitosa, ése es el Sevilla, que encontró en Unai Emery y Monchi las cabezas visibles de algo parecido a un milagro permanente. El conjunto andaluz conquistó el pasado miércoles su quinta europa League y tercera consecutiva al vencer 3-1 al Liverpool en Basilea, confirmando así que es el indiscutible rey de la segunda competición continental. Y lo hizo con un equipo que en poco se pareció a aquel que la ganara hace solo dos años.
Entonces, el cuadro hispalense se llevó el trofeo tras igualar sin goles ante el Benfica y después de una angustiosa tanda de penaltis. Aquí aparece otra seña de identidad del club andaluz, que hizo de la taquicardia un aliado de peso para moverse como nadie en ambiente tensos. De aquel campeonato de 2014 al presente, mucho cambió la plantilla de Nervión, que por el camino fue perdiendo a jugadores titulares como Alberto Moreno, Stéphane M’Bia, Ivan Rakitic o Carlos Bacca. Además, el arquero Beto y el delantero José Antonio Reyes apenas tienen un peso relevante en el actual equipo.
Los que sí se mantienen son el entrenador, Emery, y el director deportivo, Ramón Rodríguez Verdejo, más conocido como Monchi. El primero mantiene la competitividad del equipo, a pesar de los cambios y el segundo es capaz de vender caro y comprar barato para llevar a cabo una permanente reinvención.
«La Europa League le ha dado mucho al Sevilla. Y aunque al final no la ganes, también disfrutas del camino. Yo dije que había que disfrutar de este proceso. Si luego se gana, pues a alegrarse el doble», afirmó el entrenador del cuadro hispalense tras el triunfo ante el Liverpool.
Lo curioso de Emery es que no se trata de un entrenador indiscutible. De hecho, hubo momentos en los últimos años en los que un sector de la hinchada pidió su despido. Antes se marchó con cierta indiferencia del Valencia, a pesar de que siempre lo mantuvo en la élite.
EL MÁS COTIZADO. Diferente es el caso de Monchi, sin duda el director deportivo más reconocido y cotizado del fútbol español. Fue portero del Sevilla entre 1990 y 2000, aunque siempre como eterno suplente. Lo que pocos pensaban es que en los despachos fuera a alcanzar esa notoriedad que antes le faltó como jugador.
Durante los últimos tiempos se rumoreó un vivo interés de clubes como Barcelona o Real Madrid, pero el ahora dirigente se mantiene en su club de toda la vida. «Estoy muy bien aquí, pero todos sabemos cómo es el mundo del fútbol», manifestó recientemente.
Mientras tanto, el Sevilla continúa ganando y creando estrellas. El último es el francés Kevin Gameiro, quien ejemplifica mejor que nadie la forma de trabajar en el club de Nervión. Sin sitio en el Paris Saint-Germain, el club español pagó 12 millones de euros en 2013 y no fue hasta esta temporada cuando se asentó como titular indiscutible tras la marcha del colombiano Carlos Bacca al Milan. Hizo 10 goles en Europa y 29 en toda la temporada. Suficiente para que sea un jugador cotizado y suene para un equipo como el Barça.