Un paso a la emoción

Javier D. Bazaga
-

Ana Samboal recibió el reconocimiento de «los suyos» promovido por el restaurador Esteban González en Madrid, acto al que asistieron numerosos amigos de la presentadora

Un paso a la emoción

El cielo estaba despejado y no hacía frío. Y sin embargo, Esteban González se frotaba las manos y paseaba de arribo abajo sin parar por la acera de su restaurante en el madrileño barrio de las letras, frente al Congreso de los Diputados. Estaba intranquilo, algo nervioso, y la ocasión lo merecía: concedía un reconocimiento a la popular periodista de Telemadrid, pero abulense, Ana Samboal, presentadora y directora del programa ‘Diario de la Noche’.

El crítico taurino Miguel Ángel Moncholi, compañero y amigo de la periodista, fue el vertebrador de un evento que se caracterizó por estar cargado de una enorme emotividad. Nada más empezar, Moncholi recordó las palabras que la propia Ana Samboal confesó a Enrique Beotas en una entrevista, en la que Ana pronunció una de las frases que mejor la definen: «me parece más importante querer que ser querido». Ante la reafirmación de Samboal, que escuchó atenta cada palabra que se pronunció en El Rincón de Esteban, Moncholi lo definió como «ese cariño castellano» propio de la tierra y con el que Fernando, su pareja presente en el acto, hizo más de un gesto de complicidad.

«De apariencia dura» dijeron varias de las personas presentes en el acto, pero frágil a la vista de su reacción cuando escuchó mencionar a su padre. Reacción que se plasmó en moción y brillo en los ojos y que aplacó con alguna que otra mirada a su madre, sentada frente ella en la mesa.

Periodista «valiente y polifacética» se la describió, que llegó a Madrid para «seguir ejerciendo de abulense». «Aquí en Madrid es Ana Samboal, pero allí es Ana», dijo el especialista taurino para proyectar en ella la «sencillez» que también forma parte de su carácter.

Aquel «cariño castellano» fue el que todos los congregados quisieron «devolver» a Ana Samboal a modo de reconocimiento en el que no faltó Agapito Rodríguez, presidente de la Casa de Ávila. Institución que ya concedió un galardón a la periodista pero con el que «quizá nos quedamos cortos», confesó Rodríguez, por lo que no descartó concederle en un futuro el título de socia de honor. «Hay tiempo» subrayó.

El lugar escogido para este entrañable reconocimiento no podía ser mejor. La que se ha convertido en la segunda casas de los abulenses en Madrid que, tal y como la definió el propio Agapito Rodríguez, «rezuma abulensismo desde que se entra hasta que se sale».

Tampoco quiso faltar al homenaje el presidente de la Diputación de Ávila que aseguró no tener «pereza de estar donde haya un abulense». Y por si hubiera pocos en el local, Agustín González deleitó a la audiencia recitando algunos poemas de la tierra haciendo que Ávila y sus costumbres se acercaran a este enclave en el corazón de Madrid, al que llegan los ecos de las decisiones que se toman en el Congreso, situado a escasos metros. Uno de esos poemas fue el de «el árbol singular» que representa el carácter «recio» de los abulenses y que dedicó en tono sincero a Esteban.

Por todo ello no es de extrañar que el anfitrión se mostrara también emocionado en más de una ocasión, teniendo que enjugarse las lágrimas en su pañuelo de bolsillo. No en vano, Esteban confesó a este diario que decidió retomar estos reconocimientos a personajes ilustres de Ávila, tras un tiempo de ausencia, porque «uno se da cuenta de que no va a estar aquí para siempre».

Para él supuso «una de las mayores satisfacciones» que la periodista hubiera aceptado el reconocimiento que recordará a través de una estatuilla. De hecho, Nacho Martín, el escultor encargado de concebir la obra a modo de galardón, optó por una figura de pequeño tamaño de Santa Teresa, muy propia para conmemorar el V Centenario del nacimiento de La Santa.

La protagonista cerró el turno de intervenciones pero no quiso, porque no pudo, hablar mucho ya que se encontró muy emocionada y «no quiero que esa emoción me traicione». Pero sí que le dio tiempo a agradecer a todos los asistentes, a los que consideró «amigos», este emotivo homenaje en un lugar en el que «la primera vez que llegué fue como entrar en mi propia casa», se sinceró Samboal.

La celebración culminó con las delicias de El Rincón de Esteban, en el que la cocina se prepara ya para iniciar las tradicionales Jornadas de la Caza del restaurante, que cumplen su vigésimo segunda edición, y que tendrán el pistoletazo de salida este mismo viernes.