El Real Ávila, impotente ante el Bembibre

A.S.G.
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Sin Pito, sin gol. El Real Ávila tocó fondo en el Adolfo Suárez ante un Bembibre mucho más ambicioso que los encarnados, que recibieron el tercero cuando los leoneses jugaban con diez • El público despidió al equipo con silbidos

Emilio tuvo la primera y más clara ocasión del partido, pero su disparo se marchó junto al palo. - Foto: Javier Ventosa

Real Ávila, 0

 

At. Bembibre, 3

Pindado

Josito

Rui

Trujillo

Llorián

Jean Claude

Piru

(Quirós, 45’)

Cabezudo

Cueto

Villa

(Vicente, 45’)

Emilio

(Palomi, 64’)

  Ivanildo

Espi

Isma

Cubero

Uría

(Adilson, 85’)

Tano

Porfi

Miguel

(Pablo, 82’)

Javi Amor

(Dani, 55’)

Mitogo

Joshua

Goles

0-1 ((minuto 26) Mitogo; 0-2 (minuto 57) Joshua; 0-3 (minuto 81) Miguel

Árbitro

Rodríguez Cayetano (Salamanca). Mostró cartulinas amarillas a los locales Josito y Cueto; y a los visitantes Joshua, Javi Amor, Cubero, Miguel, Uria y Dani. Expulsó al jugador del Bembibre Joshua (2A 73’).

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 16ª de la Tercera División grupo VIII, disputado en el Adolfo Suárez ante 300 aficionados.

Puntos hay para poder estar a final de temporada en puestos de playoffs, jornadas quedan las suficientes para poder conseguirlo, jugadores con calidad hay de sobra en la plantilla, pero las sensaciones y la imagen que el Real Ávila dejó en la tarde del domingo en el Adolfo Suárez fue la de un proyecto en descomposición, perdido y sin un verdadero líder que ponga orden en un equipo que se llevó un revolcón, y de los serios, ante un Atlético Bembibre mucho más serio, trabajado, con más tensión, ganas y actitud para llevarse tres puntos que tan importantes eran para los leoneses como para los abulenses, cuya imagen queda seriamente tocada en la primera derrota de la temporada en casa y que pide a gritos un cambio. Un cambio no sólo reconocido por el propio vestuario al final del partido, sino que lo reclamaron los propios aficionados a la conclusión de un choque en el que se vieron las primeras protestas y muestras de indignación hacia un equipo que este domingo tocaba fondo. Y quizás esto pueda ser  la noticia más positiva, aunque cueste entenderlo. Mejor ahora que dentro de un par de meses. Tiempo para trabajar ello queda por delante, si no se desperdicia como hasta ahora y se afronta la temporada desde la realidad de lo que está ocurriendo en un proyecto plagado de nombres con calidad pero que no acaba de plasmarse en el campo.

Entonó el ‘mea culpa’ Borja Jiménez al final del partido. No debe ser el único. Cuando se pierde 0-3 es que han sido muchas las cosas que han fallado. Sin embargo el técnico abulense puso de su parte. Sin Pito disponible, Borja Jiménez se dejó seducir por la solución más simple. Si Emilio es el máximo goleador del equipo, que juegue de ‘9’. Sin embargo en el fútbol dos más dos no son cuatro. Al menos no siempre. Bien es cierto que Emilio lleva 10 tantos en liga, pero sus bondades radican en jugar desde segunda línea, aprovechando los huecos de un ‘9’ que, en esta ocasión, no tenía por delante. Y todo ello con Vicente en el banquillo. El resultado fue nefasto. El vallisoletano apenas estuvo en condiciones de marcar. Bien es cierto que en la primera que tuvo –minuto 18– su disparo se marchó lamiendo el palo. La tuvo cuando en un desplazamiento en largo  se metió entre Cubero e Isma, aguantó la envestida de este último, sobrevivió a la tarascada del segundo, y se sacaba un disparo que salía rozando el palo. Fue la única. La segunda que tuvo –minuto 34– fue testimonial, tanto como la propia comparecencia del equipo, siempre superado por un Bembibre que le ganó la partida en lo táctico, lo físico y lo emocional, a veces tan necesario como todo lo anterior.

Los de Fernando Rodríguez ‘Ministro’ llegaban de cinco jornadas consecutivas sin ganar y se llevaron un 0-3 del Adolfo Suárez. Un partido que empezaron a ganar desde el mismo momento en que Porfi y Miguel se pegaron a Cabezudo y Piru. Con los creadores anulados, el Bembibre ya le tenía ganada la primera de las manos al Ávila. La siguiente llegaría con el gol.

El primer aviso correspondió a los encarnados, pero no así el primer gol. No sólo faltaba juego, también tensión.Y la mezcla tuvo sus consecuencias en el primero de los leoneses. Un saque de banda terminaría en el 0-1 cuando, por el centro y con una pared entre Mitogo y Joshua el primero de ellos batía con facilidad (0-1) a Pindado. Si el gol ponía en evidencia la pasividad de la defensa, Joshua –minuto 30– lo refrendaba cuando, sobre la línea de fondo, se marchaba de todos aquellos que le salían al paso en un embrollo de jugada que ponía en evidencia al equipo. Nunca el descanso fue tan bien recibido, al menos desde la esperanza de que sirviera para cambiar la cara del equipo en la segunda.

Por lo pronto valió para enmendar el error y recomponer el equipo bajo la lógica más simple, con un nueve puro se juega mejor. Sacrificó a Piru y Villa para dar salida a Quirós y Vicente, dejando a Emilio como mediapunta, donde mejor se desenvuelve. Sin embargo, resuelto el error táctico, quedaba el psicológico. Y a ese no hubo remedio.

El Ávila buscaba acosar al ralentí a un Bembibre demasiado cómodo y que lo estaría mucho más cuando en el 57’ Joshua volvía a sacar los colores a la defensa encarnada. De un balón que caía con nieve sobre el área encarnada y un despeje tan malo como el pase con el que arrancó la jugada Tano buscó enganchar de primeras el balón, suelto en la frontal. Su disparo fue  una pelota mordida a la que Espi sacaba rédito con un pase al área pequeña donde Joshua metía el pie –y el alma– y con ello el segundo (0-2) en el minuto 57.

Con el segundo el Ávila ya se veía obligado a arriesgar. Con una defensa de tres Borja dio salida a Palomi –debutaba en el Adolfo Suárez– en lugar de Emilio, un cambio muy protestado por el público, que veía como el Ávila colgaba una y otra vez balones a la frontal sin éxito. Trujillo –uno de los pocos que podría salvarse de la quema– buscó una salida secundaria y con un fuerte disparo –minuto 73– ponía en apuros a Ivanildo.

Helenio Herrera dijo que ‘con diez se juega mejor que con once’.  Quizás el Bembibre no lo hizo cuando en el 73’ Joshua veía la segunda amarilla, pero tampoco lo hizo peor.Sí el Ávila, que no aprovechó su superioridad e incluso acabaría recibiendo un nuevo gol para sonroja local cuando Tano sacaba un córner –minuto 81– y Miguel, totalmente solo, remataba a placer. Era el mejor epitafio a un partido nefasto y que debe llamar a una profunda reflexión a todos los niveles.