El Reino Unido se ha volcado con la noticia del nacimiento de la nueva princesa. Y es que, en esta ocasión, no ha imperado la histeria que se vivió hace casi dos años, cuando Catalina dio a luz a su primer hijo. Después de todo, la duquesa y Guillermo ya han dado un heredero al trono. 

Si todo se sucede según lo previsto, la recién nacida no accederá a la corona. «Ello significa libertad, pero, seguramente, será necesario buscarle una ocupación digna y su lugar. Ser el sustituto en la línea de sucesión al trono no es fácil», comentó la historiadora Kate Williams. 

Echando la vista atrás, se ve cómo sus antepasados han conseguido lidiar con numerosos escándalos y situaciones incómodas. 

Jorge VI, padre de la actual monarca, es un ejemplo de cómo un segundo hijo se convierte de repente en rey. Cuando Eduardo VIII abdicó para casarse con una divorciada, su hermano tuvo que superar sus problemas de tartamudez. Pero este no es un caso aislado. La princesa Margarita se unió a un fotógrafo del que se divorció en 1978, lo que resultó ser un escándalo entonces. Sus amigos la describieron como una mujer cuya infelicidad la llevó directa a la bebida. 

No hay que olvidarse tampoco de Ana, hermana del príncipe Carlos. Ésta sí buscó una carrera; y, como jinete, participó en los Juegos Olímpicos de 1976. Se divorció y, posteriormente, se volvió a casar. Su primer marido, Mark Phillips, rechazó el título nobiliario, por lo que los hijos de ambos, Peter y Zara, también carecen de categoría nobiliar. 

Por último, es necesario mencionar el caso de Harry, hermano de Guillermo, quien ya tiene algún que otro escándalo a sus espaldas, como las fotos desnudo tras jugar al billar-strip tease en Las Vegas, así como unas desafortunadas imágenes disfrazado con un uniforme nazi. Durante una década, el Ejército fue como un segundo hogar para el joven, pero lo dejará en unas semanas. Ello le hará emprender la búsqueda de una nueva ocupación. Por afición se ha involucrado en la ayuda a los excombatientes.