Más de 900 personas acudirán al XVI Encuentro Nacional de Encajeras

M. Rodríguez
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Tendrá lugar el próximo sábado en el Mercado Grande, donde las aficionadas a esta labor exhibirán su habilidad con los bolillos

 El encaje de bolillos «ya no es cosa de mujeres mayores que hacen puntillas», sino una labor artesana que atrae a «personas de todas las edades» que, a base de «paciencia y dedicación», sacan adelante trabajos que van mucho más allá de los «pañitos de toda la vida». Y así podrán comprobarlo los abulenses este sábado en el Mercado Grande, donde tendrá lugar el Encuentro Nacional de Encajeras, organizado por la Asociación Cultural Milano en colaboración con el Ayuntamiento de Ávila, tal como explica  Asunción González de Vega, miembro de este colectivo.

Serán «más de novecientas» las personas que acudan el Encuentro Nacional de Encajeras de Ávila, que ya va por la décimo sexta edición.

Este año «vienen más participantes que el anterior, sobre todo por la celebración del V Centenario, pero también por la exposición», indica Asunción González de Vega en referencia a la muestra titulada ‘De la rueca a la pluma’ que puede verse ya en la sala del Episcopio y que exhibe diversos trabajos realizados en encaje de bolillos, labor que también realizó Santa Teresa en su tiempo y que constituye un guiño a la gran mística en este año de conmemoración.

Las aficionadas al encaje de bolillos que acudirán este sábado al Encuentro Nacional de Ávila -mayoritariamente mujeres- proceden «de casi toda España», algunas de provincias muy alejadas a la nuestra, como «Barcelona, Córdoba, Asturias o Granada», aunque también acudirán de tierras más próximas, sobre todo «Madrid y Castilla y León», comentó.

Tras pasar la mañana «trabajando» esta labor, la mitad de las participantes comerán juntas en un hotel abulense y, ya por la tarde, muchas aprovecharán para visitar la citada exposición.

«Aunque las participantes superan las novecientas, muchas vendrán acompañadas por sus familiares, así que Ávila estará ese día a tope de gente» atraída por el encaje de bolillos, una actividad «entretenida» que exige «paciencia» y cuya complejidad muchas veces depende de los «hilos tan minúsculos que se utilizan».