El derbi es un estado de emoción, de ánimo, un compendio de sensaciones, de ganas y motivaciones. Es más que un partido. Su resultado final no lo dictan los números, ni los pasados ni los presentes. No lo marcan las estadísticas históricas, pero todo ello a la vez sugiere lo que puede estar por venir. Y lo que está por venir este domingo en El Mancho Ángel Sastre es el derbi entre la Cebrereña y el Real Ávila. Y pocas veces este duelo se ha presentado tan parejo. Demasiados factores rodean un partido que llega a los cebrereños en un momento de tranquilidad y estabilidad tras la mejor primera vuelta de su historia, pero acosados por las bajas y un parón inoportuno –tanto por la navidad como por el temporal– que frenó parte de su impulso. Tampoco sonríen las circunstancias al Real Ávila, un equipo en pleno proceso de cambio, tras dos semanas consecutiva sin competir –sumadas al parón navideño– y con el estreno de Miguel Ángel Miñambres al frente del banquillo.