Un punto, ni bueno ni malo

A.S.G.
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Con diez ante el líder. El Real Ávila sacó un empate ante un Real Valladolid B que, pese a estrellar un balón en el larguero, nunca inquietó los dominios de Pindado • Los encarnados hicieron ocasiones para haber logrado un gol

Encuentro entre el Real Ávila y el Valladolid B. - Foto: Javier Ventosa

Real Ávila, 0

 

Valladolid B, 0

Pindado

Josito

Rui

Cabrera

Llorian

Jean Claude

(Trujillo, 38’)

Piru

Cueto

Cabezudo

(Villa, 61’)

Emilio

(Vicente, 81’)

Pito

  Julio

Ruben Sanz

Jorge Pesca

(Iván Casado, 12’)

Fran No

Juanmi

Juanjo

Anuar

Alberto

Zubi

(Teto, 73’)

Ruben Díaz

Vadillo

(Álex, 56’)

Goles

Sin goles

Árbitro

Guillen García. Mostró cartulinas amarillas a los locales Rui, Trujillo, Pito y Piru; y a los visitantes Rubén Sanz, Anuar y Juanjo. Expulsó al local Cueto (R 61’).

Incidencias

Encuentro correspondiente a la 10ª jornada de la Tercera División grupo VIII, disputado en el Adolfo Suárez ante 450 espectadores.

Se esperaba más.Llegaba el líder al Adolfo Suárez, el Real Valladolid B, a ocho puntos de distancia y lo que es en la tabla un abismo no quedó reflejado sobre el césped.El Real Ávila se movió bien en un encuentro igualado en el que los encarnados gozaron de más ocasiones y en el que terminaron con diez por la expulsión de Cueto cuando el crono marcaba el minuto 61. No lo aprovechó el equipo de Torres Gómez, que dio por bueno el resultado. Quizás viendo el cómputo global no lamentarán el balón que Rubén Díaz estrelló en el larguero. Porque tuvieron la opción de hacerse dueños de la última media hora cuando el equipo encarnado se quedaba con uno menos y no lo hicieron. Cosas del fútbol, fueron los locales los que se mostraron más ambiciosos que un equipo que dio por bueno un punto que le sigue manteniendo en lo alto de la tabla gracias al empate (1-1), con tintes de pinchazo, del que en estos momentos es su principal rival, el Estructuras Tino. Para el Ávila, si es bueno o malo será una incógnita, al menos de momento. Sacar un punto ante el líder nunca es una mala noticia, lo malo es que sea en  casa o te encuentres en la octava posición –como es el caso– y debas empezar a recortar distancias. Los dos próximos choques ante el Becerril y el Racing Lermeño pueden determinar si el empate ha tenido más de premio que de castigo. Llegaba el líder, un examen de mucho más nivel que el Salmantino. En otras condiciones hubiera sido un parcial. Tras la derrota ante el Numancia B podía haberse tomado como un final. A estas alturas haber quedado distanciados en once puntos del Real Valladolid B hubiera enturbiado el día a día del equipo. Demasiados condicionantes.

Salvó el ‘match ball’ el equipo de Borja Jiménez y lo hizo con intensidad, fuerza y la sensación de que al trabajo del equipo le faltó el premio del gol. Llevó el partido a una lucha de ida y vuelta en la que los vallisoletanos nunca se sintieron cómodos. Apenas en una decena de minutos se dejaron ver aquellos a los que les gusta la posesión como el mejor camino al gol. Cuando se encontraron Vadillo, Anuar y Alberto el Valladolid B mejoró. Generaron la sensación de que pueden, pero no terminaron de convertir su calidad en verdaderos remates de peligro. Todo lo contrario al Ávila. El equipo encarnado fue efervescente, vigoroso y precipitado, en ocasiones, a partes iguales. Sorprendió desde la alineación inicial. Villa se quedó en el banco y Cabezudo se instaló en banda.  Una posición que no le es desconocida. Tanto Diezma como en el Astorga probó en la misma. Sin embargo el mediocentro pierde presencia junto a la cal, aunque con ello el equipo ganaba solidez defensiva ante un rival que nunca terminó de encontrarse cómodo. Y la culpa de ello fue del Ávila.   

Arrancó el partido con fuerza, tanta como un Real Ávila con ganas de mostrarse a su afición como un equipo capaz ante un ‘grande’. Apenas habían pasado cuatro minutos y el equipo encarnado ya había probado suerte hasta en dos ocasiones. A los primeros avisos de los encarnados respondía el Valladolid en una buena entrada de Rubén Díaz por banda.Juanjo no tuvo fe en su compañero ni en que le sirviera un gran pase en paralelo al área pequeña.  

Era el minuto 5 y el encuentro arrancaba con brío. Apenas unos minutos después tendría Emilio en sus botas una gran ocasión. Supo meterse el ‘11’ encarnado entre Jorge Pesca y Fran No –no es un proyecto de buen central sino una confirmación de ello– para encarar a Julio. De haberse tirado Guillen García hubiera tenido que pitar penalti. Aguantó el agarrón, pero su remate, flojo y descolocado, no fue un problema para el portero. Volvería a tenerla en el 18’ –ya con Iván Casado en el campo tras la prematura lesión de Jorge Pesca y con Pito con media docena de grapas en la cabeza pero corriendo con la frescura de un juvenil– pero el desplazamiento en largo de Llorián pasó a apenas unos  centímetros de su puntera. Poco después Pito se encontraría con Fran No cuando el almeriense hacía un control orientado a puerta con tintes de remate implacable.

Tras los primeros 20 minutos el Valladolid B empezó a asomarse. Lo hizo desde la posesión. De lado a lado, empezaron a cocinar el partido. Las ideas eran buenas, pero lo cierto es que Pindado nunca vio peligrar la integridad de su marco.

Si el Valladolid B perdía uno de sus integrantes antes del descanso, el Ávila pasaría por el mismo trance. Jean Claude se lesionaba y Trujillo saltaba al césped. Pieza por pieza. No fue un trauma. El Ávila se amoldó a la situación e incluso pudo irse al vestuario por delante en el marcador pero Cueto, en fuera de juego, invalidó un gol de Pito que él mismo servía desde la banda.

Pudo hacer el 1-0 el Ávila antes del descanso y tuvo el 0-1 el Valladolid B a su regreso. Fue su mejor ocasión. Trujillo arrolló a Juanjo –el ‘7’ vallisoletano estuvo en todas, las futbolísticas y las dialécticas– y Rubén Díaz conseguía un córner cuando su lanzamiento lo rechazaba la barrera. Al saque del mismo remataba de cabeza al larguero (minuto 48’).

Como en la primera parte, respondió el Ávila. De nuevo una buena contra. Emilio abría a la carrera de Josito, que la ponía al corazón del área. Pito no llegó pero sí lo hizo Cueto, que remataba de cabeza, duro y abajo, donde les duele a los porteros. Julio sacó con apuros pero con solvencia. Lamentó la parada y poco después su expulsión. En el 61’ veía la roja directa cuando cortaba con una entrada por detrás la carrera de Juanjo. Guillen García tenía pocas opciones. La roja podía entenderse excesiva, pero la amarilla parecía escasa.

Pudo verse como el momento ideal para que el Valladolid B se hiciera con la victoria. Pero erró el camino.Perdió el balón y se enzarzó en un correcalles con un Ávila que se amoldó al escenario y que incluso pudo llevarse los puntos. Sin embargo Cabrera, en un buen cabezazo –minuto 79– se encontró con las manos de Julio. Minutos antes –70’– Rubén Díaz pidió penalti en una carga de Trujillo. Demasiado dudosa. Ni Torres Gómez lo mencionó al término del partido.