De momento con uno vale

A.S.G.
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Con la ayuda de la defensa. El Real Ávila se impuso al Santa Marta gracias al solitario tanto de Llorián, cuyo lanzamiento de falta se colaba en el marco de Darío tras golpear en un defensa • Iván Vila se encontró con el larguero

Partido del Real Ávila. - Foto: David Castro

Real Ávila, 1

 

Santa Marta, 0

Pindado

Josito

Llorián

Javi

Cabrera

Philip

Chiqui

Yagan

(Gabri, 64’)

Portilla

Vila

(Jonathan, 51’)

Rubo

(Vicente, 81’)

  Darío

DiegoGarcía

Josemi

(Fabio, 45’)

Risueño

Dani

(Mauri, 67’)

Lolo

(Adri Sánchez, 74’)

Palomi

Ito

Michel

Francis

Chamorro

Goles

1-0 (minuto 69) Llorián

Árbitro

Manso García (Segovia). Mostró cartulinas amarillas al local Cabrera y a los visitantes Risueño yChamorro.

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 14ª a la Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante 400 espectadores.

Estaban obligados a ganar y lo hicieron, por 1-0, uno de esos resultados que siempre dejan demasiado abierta la caja de los truenos hasta que el colegiado pita el final. Empatar hubiera sido un frenazo, en lo deportivo y lo psicológico, para un Real Ávila de por sí ya obligado a la constante presión de quien sabe que, tras un mal inicio de temporada, está obligado a no fallar y esperar el fallo de los demás. Un desgaste que, de momento, se espera que no pase factura. Sin embargo la labor sería mucho más sencilla con goles, al final la medicina más eficaz en un deporte donde no siempre se premia al mejor. Por un gol se ganó al Bembibre, por un gol se venció a La Virgen del Camino, y por un gol se superó a unSanta Marta que no exigió en exceso a Pindado pero que solventó su visita al Adolfo Suárez con la solvencia de quien ha estudiado a un equipo que, con Chiqui anulado, pasa por apuros. Llorián aclaró la situación. Su lanzamiento de falta tuvo la suerte necesaria para, con la intervención de un defensor rival, ponerla donde Darío no podía llegar.   

Arriesgó el Santa Marta –cerró con tres– para obligar al Real Ávila a realizar una lectura de partido que no supo hacer hasta el paso por los vestuarios. Hasta entonces poco o nada se vio en el transcurso de una primera mitad en la que, todo hay que decirlo, el público despertó cuando Vila estrellaba en el larguero la mejor de las ocasiones de los encarnados. Era el 31’ y el Ávila pudo convertir en oro su primer lanzamiento en el marco de Darío, uno de esos emigrantes del fútbol  abulense obligados a buscar en casas ajenas las oportunidades que no se les da en una ciudad mal acostumbrada a pensar que lo de fuera siempre es mejor. No fue su mejor partido, tampoco lo necesitó.Cuando hubo de exigirse el larguero le echó una mano. Vila había provocado la falta y terminó por rematarla. La puso bien Yagan –demasiado poco para lo que se anunciaba del belga–  desde el lateral del área y el ‘11’ vasco se lanzó a media altura, allí donde uno no sabe si topará con las botas de quien busca despejar. Lo hizo bien, la tocó lo suficiente para que saliera impulsada hacia arriba, donde se estrellaría con el larguero.

Parecía que sólo en un robo o una jugada a balón parado podría llegar el gol ante un Santa Marta, que no ser arrugó. Pobló el centro del campo en una estrategia arriesgada pero inteligente. Cerró con tres centrales y cortó las líneas de pase a un Chiqui que tuvo que ceder el protagonismo a Philip. Sin embargo el israelí no tiene ni la visión ni el toque del exgranjeño, que tuvo que esperar el paso de los minutos para que el cansancio y las ganas de llegar a los vestuarios abrieran el camino. Y lo hizo. Porque si en el 43’ se marchaba de sus marcadores para amenazar con un disparo desde fuera del área, en el 45’ fabricó el que pudo ser el 1-0. Un gol psicológico, como ante el Bembibre. De una pérdida de Diego García fabricó un pase desde las proximidades de la línea de fondo. Como ante los leoneses, Rubo –de los más activos– saltó a por el esférico pero le faltaron centímetros. Darío, paralizado sobre la línea de gol, esperaba un despeje que no llegó. Y Yagan, en el segundo palo, le sorprendió dormido la oportunidad. No supo qué hacer con el cuero.

Fue la última de una primera mitad en la que el Santa Marta también lamentaría lo suyo. Porque Michel e Ito bien pudieron hacer el 0-1. El Santa Marta –gran papel de Francis en la medular en la primera mitad– arrancó una contra que sorprendió a los centrales encarnados. Ito colaba el pase entre las piernas de Javi para que el ‘9’ charro encarase a Pindado. Quién sabe si fue un mal pase o un mal tiro, lo cierto es que cruzó a tierra de nadie. Demasiado desviado para ser un tiro y demasiado fuerte para que Ito llegara y rematara a puerta vacía. No pudo dar caza al esférico. Fue la mejor y casi la única de un equipo que vino dispuesto a jugar al Adolfo Suárez.

Pareció arrancar con más ganas el equipo encarnado en la segunda mitad y Rubo volvería a acariciar el gol cuando apenas se llevaban tres minutos de juego. Yagan colgaba un balón largo desde la banda para que Rubo, aprovechando el fallo de la defensa, se quedara ante Darío dispuesto a fusilar. Lo hizo. Golpeó con dureza lo que parecía ser un claro gol, pero Diego García llegaba a tiempo para lanzarse al suelo y despejar a córner. Jonathan entró en el campo –minuto 51– por Vila, que se marchó cojeando, pero el Ávila no se contagió de su impulso inicial. El juego del Ávila era triste, oscuro, como el campo, donde el mal estado de la iluminación empieza a ser un problema. Tomó una decisión Diezma.Un central por un centrocampista. Gabri por Yagan.Estaba calculado. Adelantó a Cabrera al centro del campo y devolvió a Philip y Chiqui a las posiciones donde les gusta manejarse, allí donde la línea del área se ve de reojo a apenas unos metros. Mejoró el Ávila y precisamente sería Philip quien, con fuerza y picardía, fabricó una nueva oportunidad. Se la llevó entre los centrales entre rechaces y le regaló a Rubo –minuto 64– la que debía haber sido el 1-0, pero el delantero inclinó en exceso el cuerpo en el remate y mandó a las nubes las esperanzas de la afición, que cantaba el tanto.

Con el Santa Marta ya como un grato recuerdo de la primera mitad, el Ávila incrementó su presencia en posiciones de ataque.Así llegaría el tanto. No sería de jugada, sino a balón parado.  Tuvo que colaborar un defensa visitante. Llorián lanzó directo desde lejos, fuerte, hacia el segundo palo. Iba bien, pero no lo suficiente como para subir al marcador. Sin embargo un defensor desvió lo suficiente para despistar a Darío, que hizo la estatua cuando el esférico entraba pegada al palo. Respiraba el Ávila, que veía como el empate hubiera estropeado el trabajo de las últimas semanas ante el Bembibre y La Virgen del Camino.

A partir de ese momento el encuentro decayó. Ni el Santa Marta tenía fuerzas, ni el Ávila parecía dispuesto a arriesgar un resultado necesario para seguir esperando el pinchazo de los de arriba.