En defensa de un oficio más que milenario

Marta Martín Gil
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La XXVI Feria del Barro arrancó ayer en la plaza de Adolfo Suárez con la presencia de 15 artesanos

DECÍA este viernes la teniente de alcalde de Cultura, Sonsoles Sánchez-Reyes, que pocos oficios tienen más pasado que el de la alfarería. Y lo decía haciendo referencia, ni más ni menos, que al Génesis, el libro de la Biblia que explica que Dios creó al hombre a partir de barro.
Por eso, porque la cerámica resulta un arte iniciático, merece la defensa que ayer se hizo del mismo al amparo de la inauguración de la XXVI Feria del Barro, que abrirá sus puertas en Ávila hasta el próximo 3 de mayo de 10,00 a 22,00 horas. «Hay que reivindicar el oficio tradicional del ceramista», recalcó Sánchez-Reyes, para la que la mejor manera de defender cualquier oficio o destreza (sobre todo en el caso de la cerámica, «que lleva desarrollándose desde que el hombre es hombre», dijo) es darla a conocer.«Porque resulta muy difícil cuidar lo que no se conoce», continuó con su argumentación la teniente de alcalde, que no dudó en animar a abulenses y visitantes a acercarse en algún momento del fin de semana a la carpa instalada en la plaza de AdolfoSuárez. «Que se fijen y que comprendan las horas de trabajo que lleva cualquiera de estas piezas», reflexionó la responsable municipal, que apuntó que en la feria es posible encontrar piezas para todos los bolsillos y para todos los gustos.
Y damos fe de ello.Recorriendo los 15 puestos que la conforman (montados por artesanos de distintos rincones de la Comunidad Autónoma) es fácil encontrar desde imanes a 1,5 euros a piezas mucho más grandes y trabajadas, que superan los cien euros. Pero todas ellas delicadas como el barro cocido.
Jarrones, platos, relojes, macetas, botijos, platos, joyas... y hasta un horno para asar cochinillos están a la venta en la feria de artesanía, a cuyo frente se sitúa José Luis López, el presidente de los alfareros y ceramistas de Ávila. «La verdad es que el público de Ávila nos apoya muchísimo», reconoció el presidente de los artesanos, que defendió su oficio, llevado adelante en la mayoría de los casos por «talleres familiares ubicados en zonas rurales», y que aprovechó para pedir a las instituciones que lo protejan. «Porque si no se nos cuida con  esmero tenderemos a desaparecer», lamentó López, que en cualquier caso sí que agradeció alAyuntamiento de Ávila su apoyo a la hora de montar la feria.