La  procesión de la Soledad desfiló en la tarde de ayer por las calles de Ávila, con la misma nota dominante que ha caracterizado a las procesiones en esta edición del año 2014: las miles de personas que se agolpaban en las calles para ver pasar, en este caso a los dos pasos que desfilan en esta procesión penitencial que organiza la Asociación de las Damas de la Soledad.

La procesión salió de la iglesia de San Pedro  pasadas las 19,45 horas de la tarde, con cientos de personas que se agolpaban en el Mercado Grande para presenciar los dos pasos que desfilan en la misma, la Santa Cruz y Nuestra Señora de la Soledad, obra ésta del escultor abulense, Eduardo Capa Sacristán. Precedía a las imágenes, cofrades participantes  y damas de la Soledad, la Agrupación Musical de la Oración en el Huerto, de Medina del Campo. En la procesión, además de las anfitrionas, las Damas de la Soledad, participaron cofrades de distintas hermandades y cofradías de la ciudad y una representación especial de la Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de los Estudiantes, Hermandad que en su día apadrinaran las Damas de la Soledad, antes de que comenzara su andadura procesional el sábado de Pasión.

Se incorporó también a la procesión la banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús atado a la columna, también de la vecina Medina del Campo.

Procesión de la Soledad. - Foto: Antonio Bartolomé Como ya es tradición desde los últimos años participaron activamente en esta procesión el grupo de cofrades mujeres –pertenecientes también a la asociación organizadora de la procesión–, que representan a los siete dolores de la Santísima Virgen:  primer dolor, la profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús; segundo dolor, la huida a Egipto con Jesús y José; el tercer dolor, la pérdida de Jesús; cuarto dolor, el encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario; quinto dolor, la crucifixión y la agonía de Jesús; sexto dolor, la lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto y séptimo dolor, el entierro de Jesús y la soledad de María. Después de la Plaza de Santa Teresa, la procesión se dirigió por la calle San Segundo hasta la plaza de San Vicente y la Avenida de Portugal. En esta calle se produjo uno de los momentos más significativos de esta procesión. El encuentro de la imagen de la Virgen en la ermita del humilladero con la imagen del Cristo de los Ajusticiados. En este lugar, el párroco de San Pedro, Diego Martín, dirigió una oración y un recuerdo hacia las madres que sufren al perder a sus hijos.

Después la procesión continuó su recorrido por distintas calles de la ciudad hasta terminar nuevamente en el lugar de partida.