Como  estaba previsto, a las ocho de la mañana salió el vía crucis de la mañana de la iglesia de San Juan Bautista con el Cristo de la Fe. Ante numeroso público que llenó el templo se ha leído “el Mandato”, una pieza literaria e histórica que se ha incorporado recientemente al inicio del Vía Crucis arevalense. El cielo radiante y luminoso acompañó las dos horas del trayecto por el circuito histórico de la ciudad.

Esta es la procesión más intimista, exenta de espectáculo, pero quién no goza con esta belleza plástica, al amanecer del Viernes Santo en el que solo se escuchan los pasos de cofrades y participantes, los cantos susurrantes como en un eco, oraciones y las meditaciones de cada estación. Entre tanto, los pájaros alborotados como espectadores al paso de la comitiva y alguna cigüeña que, entre vuelos lentos y majestuosos, se afana en acrecentar su nido y todo esto por la ciudad histórica.

Una extraordinaria animación se registró durante el día, con los diferentes templos abarrotados en los Oficios y la procesión del Santo Entierro o “procesión del silencio” partió puntual desde la iglesia de el Salvador, en este caso para realizar el recorrido por el centro de la ciudad. 

 

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