El arte a través de sus ojos

M.M.G.
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Carlos Jiménez-Torres tiene sólo trece años pero es el mejor guía con el que cuentan los vecinos de Bonilla de la Sierra, una localidad presidida por su impresionante iglesia

El arte a través de sus ojos

 

DESCUBRIR Bonilla de la Sierra por primera vez y hacerlo además en otoño es una fiesta para los sentidos. El valle del Corneja, vestido en tonos ocres, marrones y rojizos recibe al visitante con los brazos abiertos, regalándole además el aroma de la lluvia recién caída y el de alguna lejana chimenea que ya calienta el hogar. Se nota el frío, sí. Pero la calidez de los pocos habitantes que hoy residen en la que durante el siglo XV fue villa de descanso de los obispos de Ávila hace que las bajas temperaturas queden en un segundo plano.

Son Montse, en el bar; Honorio, como alcalde; María y su hija María Jesús, a las puertas de la iglesia; o Sol, preparando el día de fiesta en honor al patrón... los que consiguen hacer que uno se sienta rápidamente como en casa. Aunque Bonilla de la Sierra no es una casa cualquiera: es una joya arquitectónica e histórica abulense a la que no siempre se le hace demasiada justicia y que conoce como nadie un chico de apenas 13 años.

Se llama Carlos Jiménez-Torres Gómez, es alumno del colegio Diocesano y con él recorremos el corazón de Bonilla, su iglesia-colegiata, que él enseña como guía de excepción siempre que alguien se lo pide y sin esperar nada a cambio.

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