«El dinero de su hermano Lorenzo ayudó mucho a la Santa en sus fundaciones»

David Casillas
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El antropólogo Pedro Tomé presentó el libro 'Los hermanos de Teresa de Ávila en América', un estudio sobre los «heterogéneos» destinos que allí conocieron los hijos de la familia

 
Pedro Tomé, antropólogo que es científico titular del Centro Superior de Investigaciones Científicas (departamento de Antropología) y miembro de la Institución Gran Duque de Alba, presentó el último libro que ha publicado hasta el momento, una investigación histórica que tiene como protagonistas a los hermanos de santa Teresa que viajaron al Nuevo Mundo para buscar la suerte que no hallaron en su país natal. El libro, publicado por la IGDA, dependiente de la Diputación Provincial de Ávila, es fruto de muchos años de investigación.
En Los hermanos de Teresa de Ávila en América, que ése es el título del libro, Pedro Tomé no se acerca a santa Teresa «sino a una familia del siglo XVI de Ávila inicialmente bastante rica pero que se va empobreciendo por diversas cuestiones, y que como consecuencia de ello todos los hijos varones emigran, algo por lo demás bastante frecuente en nuestra época». 
Lo que le interesaba en este trabajo es, fundamentalmente, «saber qué pasa con todos esos abulenses que se marchan a América y que tienen alguna relevancia porque tienen una hermana en Ávila que es monja, y que en los últimos años de su vida es muy poderosa porque ha fundado muchos conventos y es un referente para muchas personas». Pero el libro, insistió, «no va de santa Teresa, va de sus hermanos, y eso creo que es una rareza en el mejor sentido del término, porque tenemos miles de libros sobre santa Teresa, varias decenas sobre sus padres, algunos sobre los abuelos, pero no había ninguno que elaborase de forma sistemática que pasó con sus hermanos, y éste, en ese sentido, es el primero que lo aborda».
En cualquier caso, añadió, la presencia de santa Teresa es inevitable, «porque ella tiene una correspondencia muy viva con sus hermanos y luego mantiene una relación privilegiada con uno de ellos, Lorenzo, que es el que paga la construcción de San José y también el que presta el dinero, con todos los problemas que eso le genera, para levantar el convento en Sevilla».
Centrándose en la labor que realizaron en América los hermanos de la mística abulense, Tomé destacó que «lo más relevante es ver la absoluta heterogeneidad de unas personas que salen juntas de un mismo lugar y por azar o por distintos avatares van siendo muy diferentes». Por ejemplo, apuntó, «Lorenzo se convierte en el personaje por antonomasia de la oligarquía de Quito, es la tercera fortuna de esa ciudad, es la persona que tiene encomiendas, indios, propiedades, mercaderías y muchísimo dinero, pero su hermano Pedro, que va junto a él, prácticamente se muere de hambre, intenta ir a la Florida y no le sale, es un intento, como dice Castellanos, de «un tal Ahumada que quiso pasar a la Florida y volvió ahumado». Jerónimo va siempre de la mano de Lorenzo, y si éste es rico aquel vive de la caridad, su hermano es el que le ayuda, el que le mantiene; Agustín, el más pequeño, estuvo en muchas batallas, fue el típico conquistador, el típico caballero medieval; pero Antonio en el primer combate que participa le pegan un tiro y le matan».
Abundando en el destino que encontraron los hermanos de santa Teresa en las Indias, Pedro Tomé, añadió que «Agustín fue nombrado gobernador de los quijos, persiguió El Dorado, que tampoco lo encontró, y no sólo no lo halló sino que el que pagó la expedición, su sobrino, quedó arruinado; Agustín no trató muy bien a los quijos, era un gobernador en tierra de indios y fue detenido para ser juzgado por el trato que dio a los indígenas, aunque luego fue absuelto».
«Antonio no volvió a España porque murió en Quito. Lorenzo, Jerónimo y Pedro iniciaron la vuelta juntos, pero Jerónimo murió justo antes de cruzar; los otros dos regresaron y vivieron en La Serna, que es lo que compró con los dineros que trajo de América; Lorenzo falleció en Ávila y está enterrado en San José. No volvió Fernando, el hermano mayor, que también fue un hombre rico, en este caso en el suroeste de Colombia».
 
Ayuda para fundar. Volviendo sobre la figura de Lorenzo, quizás el hermano que estuvo más apegado a la Santa, Pedro Tomé reflexionó que «no sé si hubiese sido imposible que su hermana Teresa fundase sus conventos sin la ayuda económica que le proporcionó, porque eso es historia-ficción, pero mucho más difícil sí hubiese sido sin ninguna duda; Lorenzo es el que manda el dinero para comprar la casa que ocuparía San José, sin el cual hubiese sido muy difícil la fundación en ese momento. Sí hubiese sido también muy difícil la fundación del carmelo sevillano. Luego, cuando fallece, Lorenzo deja en su testamento bastante riqueza, entre otros para su hija teresita, que es la primera monja nacida en América pero que está en San José, y deja bastante bien provisto al convento. O sea, que su dinero facilitó mucho todo el proceso de las fundaciones».
La investigación para escribir este libro, reconoció su autor, «ha sido muy complicada, muy larga», ya que «cuando estaba investigando en América de vez en cuando encontraba información de gentes de Ávila, la fui anotando durante mucho tiempo y en un determinado momento descubrí que esas gentes que no aparecen nunca o casi nunca juntos son hermanos, y además de santa Teresa. La Institución Gran Duque de Alba me dio hace cinco años una beca y eso me permitió asentar un poco todos esos datos, ir al Archivo de Indias de Sevilla con más calma, recuperar todos los datos y sistematizarlos. Existen muchas referencias a los hermanos de santa Teresa pero absolutamente dispersas, y lo que yo he hecho es conectarlas». 
Otro «problema original» al abordar este tema, dijo Pedro Tomé, es que «como hablamos de hermanos de santa Teresa sobre ellos se proyectan los mismos prejuicios que sobre la Santa, sin revisar a veces quién son ellos ni sus circunstancias. Hay mucha gente que supone que siendo hermanos de santa Teresa tenían que ser unos santos, y otra que opina todo lo contrario, que qué se puede esperar de los hermanos de una monja… y no es lo mismo ser monja en Ávila o en Pastrana que ser un oligarca en Quito o un militar en Chile».
El resultado final, concluyó, tomó la forma de «un conjunto de microbiografías, yuxtapuestas pero ensambladas, porque son hermanos y de una u otra forma coinciden», contenido que ha presentado «como una investigación en la que vienen distintas biografías seguidas de personas que están interconectadas y por tanto tienen conexiones internas, pero que pueden leerse de forma separada».