El Real Ávila vuelve al playoff con más nervios de los previstos

A.S.G.
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Pito, gol y al banquillo. El Real Ávila se impuso a un Becerril con pocos recursos pero que llevaría al equipo local a pedir la hora en una segunda mitad en la que una pena máxima metió a los palentinos de lleno en el partido

Imagen del encuentro entre el Real Ávila y el Becerril. - Foto: Antonio Bartolomé

Real Ávila, 2

 

Becerril, 1

Dario

Josito

Llorian

Javi

Rui

Trujillo

Cabezudo

Piru

(Javito, 67’)

Emilio

Cueto

(Vicente, 73’)

Pito

(Álex, 39’)

  Sevillano

Héctor

Sergio

Loma

Dani

Diestro

(Crespo, 77’)

Fran

(Bello, 81’)

Varo

(Isra, 68’)

Merino

Blanco

Adri

Goles

1-0 (minuto 32) Emilio; 2-0 (minuto 37) Pito; 2-1 (minuto 53) Diestro de penalti.

Árbitro

Gallego Hernández. Mostró cartulinas amarillas al local Cabezudo y al visitante Varo

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 30ª del grupo VIII de Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante cerca de 300 aficionados. El partido arrancó con un minuto de silencio en recuerdo del expresidente Adolfo Suárez.

 

El Real Ávila vuelve a estar en zona de playoffs. Poco le ha durado el impulso de verse en zona de ascenso al Almazán en un fin de semana que pinchaba –y le queda lo peor por delante– ante el Tordesillas en La Arboleda y volvía a abrir las puertas de la zona noble al equipo encarnado, que no falló. Ni podía ni debía, aunque una cosa es decirlo y otra hacerlo. Porque hasta el descanso los deberes estaban hechos. No se necesitaron grandes florituras para ello. Un zapatazo de Emilio y un cabezazo de Pito, que hasta lesionado es capaz de seguir aumentando su cuenta goleadora, bastaron para que los locales se dispusieran a vivir un segundo tiempo que hubiera sido un trámite de no haber sido porque el árbitro vio penalti donde el resto vio barullo. Quizás viendo que podía sobrevenirle un segundo tiempo aburrido decidió animarlo con una pena máxima. El Becerril, práctico hasta en la concepción del partido –«hemos perdido pero el resultado no nos hace daño»– le puso picante hasta donde pudo. De haber tenido algún recurso más en la chistera –se echó en falta al sancionado Melero– del ‘rum rum’ en la grada y los nervios en el campo se habría podido pasar a algo más serio.Sin embargo los puntos se quedaron en casa y, a estas alturas de la temporada, es lo que vale. Pocos se acordarán si se llega a los playoffs cómo se hizo.

Salió de inicio Pito. Después de una semana sin entrenar por problemas en el pie su concurso estaba en duda.No para él.El almeriense es como el Cid, que gana las batallas hasta después de muerto.En este caso únicamente estaba cojo, pero ello no le impidió volver a sumar a su cuenta goleadora donde ya alberga 18 goles. Marcó (2-0) y se marchó, enfadado, eso sí, aunque sabía lo que su tanto significaría. Hasta cuándo durase en el campo dependería de muchas cosas, entre ellas el marcador y el devenir del resultado.  Dicho estaba en el vestuario que en el momento en el que estuviera el partido encarrilado el almeriense iría directo al banquillo. Y casi, a los dos minutos de empezar el duelo los encarnados pudieron hacer el primero cuando Cueto llegaba a línea de fondo y Pito remataba al lateral de la red. Sin embargo el Becerril respondió en la siguiente jugada. Blanco –junto a Héctor hicieron de la banda izquierda palentina un dolor de cabeza para el Ávila en los primeros instantes–  mandaba su remate por encima del larguero de Darío, que tuvo poco trabajo en la tarde del domingo.

39 minutos aguantó en el campo Pito, y 39 minutos tardó el Ávila en encarrilar el partido. Se cumplieron los planes de Borja Jiménez, que apenas había celebrado Pito el 2-0 salía del campo por el otro almeriense de la plantilla, Álex, que parece seguir buscando su sitio en el once, en el campo y en el juego. Con lo que queda por delante de temporada, y la importancia del ‘9’ en el equipo, Borja lo tuvo claro. Forzarle más no tenía mucho sentido. La ecuación la empezó a resolver Emilio (1-0), que de un zurdazo a la cepa del poste de Sevillano, que se estiró sin éxito, puso remedio a un dominio encarnado aunque sin ocasiones claras.

Hasta ese momento Cueto, Piru y el propio jugador vallisoletano se habían movido con total libertad en un centro del campo donde el Becerril acumuló efectivos, cerrando las vías interiores de pase. Sin vías de escape el ‘11’ encarnado se encontró sin marca en tres cuartos del campo y la pegó colocada desde fuera del agua. Era el 1-0 –minuto 32– y Pito ya miraba de reojo al banquillo. Apenas cinco minutos después era Borja el que miraba a Álex para que saltara al campo. Porque Llorián –minuto 37– sacaba un córner al interior del área donde Pito remataba plácidamente. El pie le molestaba, la cabeza no. Con el 2-0 el ‘9’ se marcharía al vestuario. El partido parecía sentenciado.

Bien es cierto que el Becerril dio buenas muestras de querer hacer, pero en el Adolfo Suárez no vale sólo con eso. Quiso pero no pudo. Pese al empeño de Blanco y Adri no daba la sensación de poder dar la sorpresa. Su liga es otra. Mucho menos cuando Rui está en uno de sus mejores momentos de forma y Javi reabre una y otra vez el debate si debe ser su pareja de ‘baile’ en detrimento de Cabrera, este domingo sancionado.

Sin embargo la sensación de placidez con la que parecía que se movería el duelo en la segunda mitad pronto la puso en cuestión el Becerril cuando sacaba una pena máxima en un derribo en el área encarnada en una jugada embarullada. Todos protestaron. Los encarnados, por no entender el penalti, y los palentinos por considerar que, terminada la jugada en gol, el penalti ya no tenía sentido. Diestro acabó con cualquier debate haciendo el 2-1 en el 53’. A partir de ese momento el rum rum tomó el protagonismo en la grada. Apareció y ya no se marcharía. El Ávila se volvió peligrosamente impreciso, nervioso, descolocado y descontrolado. Lo que antes era seguridad se tornó en un escenario inquietante donde el equipo fue de más a menos.Por suerte el Becerril no contaba con los recursos suficientes para sacar partido de la situación.

Sólo un intento de chilena de Cabezudo –minuto 79– que despejó Sevillano fue el bagaje ofensivo de los encarnados en un segundo tiempo donde acabarían perdiendo la hora. Los encarnados se acabarían llevando los puntos con susto de por medio.