En su primer viaje al extranjero como presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez encontró ayer en París la complicidad de su homólogo francés, Emmanuel Macron, con el que se reunió para abordar el desafío migratorio al que se enfrentan sus países y toda Europa.

Para ello, los mandatarios defendieron la creación de centros de desembarco cerrados para los sin papeles en suelo europeo desde los que se gestione su situación y su repartan a los diversos Estados de la UE.

Macron expuso esta propuesta en la conferencia de prensa que ofreció con Sánchez tras la reunión y en la que Sánchez hizo suyo también ese planteamiento, que será debatido hoy en Bruselas en la cumbre de líderes comunitarios.

Al plantearles si apoyaban la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de crear plataformas de desembarco de inmigrantes fuera de la UE, el dirigente galo manifestó que le parece muy pertinente analizar esta posibilidad porque se puede proteger a quienes pretenden solicitar asilo incluso antes de entrar en territorio europeo.

Pero explicitó otra iniciativa «diferente y complementaria», que el líder del PSOE asumió como propia y que, según el presidente francés, cuenta también con el aval de la canciller alemana, Angela Merkel.

Se trata de establecer «centros cerrados» de desembarco en territorio europeo que sigan las normas del Alto Comisariado para los Refugiados, bajo la máxima de que «lo más cercano es lo más seguro» para el desembarco de los irregulares.

Mientras, Sánchez se refirió a la situación del barco de Lifeline, en el Mediterráneo a la espera de que algún país le autorice atracar en puerto seguro ante la negativa de Italia y Malta, una situación que «hay que resolver» con diálogo y que hoy podría tener una respuesta en la cumbre de Bruselas.