De molino a Museo de la Molienda

Eduardo Cantalapiedra
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La iniciativa de Jorge García permitirá recuperar el molino del tío Crispín, que tras una profunda rehabilitación se transformará en un espacio museístico

La iniciativa privada permitirá recuperar uno de los molinos que han formado parte de la historia de Pedro Bernardo. Se trata del conocido como molino del tío Crispín, situado en el margen izquierdo de la garganta La Eliza, a cuatro kilómetros del casco urbano, que estuvo en funcionamiento entre los años 40 y 80 del pasado siglo y que, tras su próxima rehabilitación por parte de su actual propietario, Jorge García Sánchez, se convertirá en un Museo de la Molienda.

Según explica su dueño, este molino, uno de los cinco o seis que había en este balcón del Tiétar, fue fundado en 1943, tal y como aparece recogido en el dintel de una de sus ventanas, tras ser reconstruido sobre las ruinas de otro anterior, y allí Crispín Sánchez producía cereales que luego vendía. Así funcionó hasta principios de los años 80, pero en los siguientes años su estructura se fue deteriorando hasta el punto de caer en el más absoluto abandono.

Este amante de los molinos, que según comenta, ya de pequeño, cuando acudía a bañarse a un charco situado junto al mismo, tenía claro que algún día sería suyo, hizo realidad su sueño al comprárselo a los hijos del tío Crispín en noviembre de 2009.

Pero desde ahí hasta ahora el camino no ha sido fácil, pues tal y como apunta Jorge García, «llevo cuatro años pegándome con la burocracia, pues para rehabilitar patrimonio a través de la iniciativa privada todo son problemas».

Su proyecto inicial incluía además del museo, un alojamiento rural, pues ya cuenta con otra casa rural en Pedro Bernardo, ‘El Rincón del Duende’, si bien tuvo que desechar esa idea por encontrarse cerca de la zona de policía de la garganta, y apostar por convertir el viejo molino en un Museo de la Molienda.

En estos momentos ya cuenta con el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Tajo y de las Comisiones de Patrimonio y de Medio Ambiente de la Junta de Castilla yLeón, por lo que únicamente está pendiente del permiso de la Comisión Territorial de Urbanismo para que el Ayuntamiento cucharero le dé la licencia de obra para comenzar la rehabilitación.

    

Obras de rehabilitación. La rehabilitación prevista en este molino de 180 metros cuadrados de planta en dos alturas afectará tanto a su exterior como al interior, incluida la techumbre, que tendrá que ser reconstruida en su integridad.  

Además, habrá que llevar luz y proceder a la depuración de las aguas, así como ensamblar toda la maquinaria de madera propia de estos molinos, que prácticamente en su totalidad ha sido adquirida por el propietario en Zaragoza, ya que en el interior sólo conservaba la rueda de moler.

Una vez esté de nuevo en funcionamiento arrancará el proyecto museístico que, según explica Jorge García Sánchez, incluirá un aula de interpretación, zona de juegos exterior y dos baños. «Queremos enseñar a los escolares cómo funcionaban estos molinos, que formaban parte de la industria de Pedro Bernardo, junto a las dos fábricas de lana y los batanes», afirma el impulsor de este bonito proyecto.