"Calurosa" acogida en una fría tarde

B.M
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José María Gil Tamayo, que este sábado será ordenado obispo de Ávila, realizó una primera parada en Aldeavieja donde destacó la vida rural, la vocación de servicio y la acogida dentro del corazón que «late entrañablemente» en los castellanos

"Calurosa" acogida en una fría tarde

Si algo define a la diócesis de Ávila es estar enclavada en el medio rural, con sus parroquias, con sus gentes. Y así lo pudo conocer de primera mano José María Gil Tamayo, que este sábado será ordenado obispo de Ávila, y que ayer entró desde Madrid en la provincia abulense haciendo una parada en la primera parroquia, la de Aldeavieja, y acercándose a la ermita de Santa María del Cubillo.

Destacó la «acogida calurosa aunque haga frío» que había recibido y aseguró estar «desbordado» y experimentar «el cariño» de la gente alejándose del tópico de la frialdad de los abulenses. «No sois duros los castellanos», aseguró, sino que por dentro «el corazón late entrañablemente y cuando queréis, queréis de verdad» por lo que viene dispuesto «a tocar ese corazón en nombre de Jesús».

Sus primeras palabras las pronunció en la iglesia de San Sebastián, en Aldeavieja, después de que el párroco ya le avisara de que «patear nuestros pueblos» le iba a «venir muy bien». No quiso alejarse el nuevo obispo de Ávila de ese mundo rural y aseguró que está «muy contento» de poder «venir a Ávila». No dudó en recordar que él es «de pueblo», hijo de emigrantes, y comenzó su labor de sacerdote en pueblos rurales durante nueve años. Lo hizo sin agua corriente o baño al principio, lo hizo visitando esos pueblos, a veces para celebrar misa aunque se tuviera que volver sin hacerlo porque los fieles estaban recogiendo aceitunas.

Y en Ávila quería comenzar «también en una parroquia rural», y aunque el tiempo le llevó de ese inicio a otros caminos, más cerca de los papeles en su labor de comunicación dentro de la Iglesia, no reniega de esos orígenes, de su familia de agricultores, de ir andando por la era o descargar un carro de paja. Por eso, asegura que entiende esa vida y le «duele la despoblación y el empobrecimiento del medio rural» así como «el envejecimiento de nuestros pueblos».

Aseguró que «tenemos que trabajar todos juntos» y la «Iglesia en Ávila sé que está ayudando» y destacó que es en los pueblos donde se mantienen «las raíces cristianas», donde está «el aporte de la memoria, de las raíces. El mundo rural mira mucho al cielo», aseguró y «Dios está muy presente» en sus vidas.

La labor que va a desarrollar, la quiere hacer siguiendo su lema, el de venir a servir. Y por eso también tuvo palabras para la importancia del servicio y no quiso olvidarse de destacar la labor que hacen los sacerdotes en las parroquias rurales, con la gente, algunos de ellos «cuando podían estar retirados» y «esto es un testimonio de tantos y tantos sacerdotes en nuestra diócesis y en Castilla y León». «Ellos son la presencia viva cuando todo el mundo se ha ido», afirmó.

En este contexto también invitó a «ser acogedores en nuestra tierra, de brazos abiertos» porque «solo así seremos más y mejor».

Durante su presencia en Aldeavieja y el Cubillo no dejó de pedir que se rece y se pida por él y lo hizo de una manera especial al visitar a la Virgen en su ermita. «He venido a ver a la Virgen y de paso a ustedes», comenzaba su intervención junto a la imagen de la Virgen y tras haber rezado a sus pies. Destacó además la belleza del santuario y pidió que se siga queriendo a la Virgen y se mantenga cerca de las nuevas generaciones. 

Con la protección de la Virgen debe iniciar ahora su camino como pastor de la diócesis de Ávila. Lo hace con buenos recuerdos puesto que los cofrades de Nuestra Señora del Cubillo le regalaron una imagen de la Virgen y se le invitó a firmar en el inicio del segundo libro del peregrino. Allí dejó sus primeras palabras para el recuero, palabras en las que señalaba que en su primera visita al santuario se ponía bajo la protección de Nuestra Señora.

La acogida al nuevo obispo de Ávila comenzó a las 16,00 horas cuando José María Gil Tamayo llegó a Aldeavieja y fue recibido por el actual administrador apostólico y anterior obispo de Ávila, Jesús García Burillo;el presidente de la Diputación, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, y el alcalde de Aldeavieja, José Miguel Muñoz.