Juan Alberto Sáez hilvana historias de amor con una poesía para ser escuchada

David Casillas
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El poeta de San Bartolomé de Pinares se estrena en el mundo de la publicación con el poemario 'Con ella. Poemas de amor y de olvido'

«Quiero dibujar, mujer,/ tus gestos, tus expresiones,/ tus escondidos rincones/ y tu manera de ser./ Buscar en tu desnudez/ un corazón que me abras/ y acariciar con palabras/ tu cuerpo de mi avidez». Con esos versos tan sonoros y sugerentes abre el poeta Juan Alberto Sáez Gordo, natural de San Bartolomé de Pinares, su primer poemario publicado hasta el momento, un libro titulado Con ella. Poemas de amor y de olvido, en el que hace «una historia de amor a partir de una síntesis».

A lo largo de 125 páginas comparte el poeta con sus lectores un puñado de poemas que se acercan con gracia y acierto a ese tema tan universal e inagotable que es el amor, discurso poético que se divide en tres grandes capítulos temáticos bien podría decirse que ordenados cronológicamente: la exaltación descriptiva del objeto de inspiración, el amor ya vivido y el tiempo del olvido.

Y todo ello lo hace Juan Alberto Sáez manejando con soltura versos  cortos –en muchas ocasiones con ‘sonetos’ de arte menor, convencido de que «la síntesis obliga a quien escribe a buscar la explosión del sentimiento– y rimas –asonantes y consonantes– con las que crea «una musicalidad que creo que es básica, porque considero que la poesía es para ser escuchada igual que lo es la música».

En sus versos volcados al amor, a sus dulces frutos y a sus daños colaterales introduce también Sáez Gordo sutiles dosis de humor y de ironía, buscando siempre la sencillez léxica y semántica porque entiende que «la poesía no debe ser nunca elitista, debe ser popular porque lo contrario sería negar la esencia y la base con la que nació». Solo así, huyendo del «error de centrarse en la excelencia exclusiva para unos pocos», la poesía puede «encontrar el camino para llegar a la emoción, para empatizar con los sentimientos de los lectores que debe ser su objetivo fundamental».

Mientras ultima el poemario que en breve enviará a la imprenta (sobre la vida en un instituto) y asienta los primeros pasos de un tercero, Sáez, que confiesa que le gustaría presentar en Ávila Con ella, reflexiona que «sería legítimo que cualquier lector aprovechase mis versos para intentar ligar o para hacer una dedicatoria a su amada, porque no hay que olvidar que cuando un libro se publica ya no es sólo del autor, es de todo el que lo lee».