Volver con optimismo

Ana Agustín
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En los días previos al comienzo de curso las familias sufren un verdadero estrés, que puede reconducirse. Trastornos de sueño, gastrointestinales o de conducta pueden ser algunas manifestaciones en los niños

Volver con optimismo

Afrontamos la recta final del fin de las vacaciones. A escasos días del comienzo de curso conviene tener en cuenta una serie de pautas para que el regreso sea lo más fructífero y menos traumático posible, no sólo para los alumnos, sino para toda la familia que, tras el periodo estival, ha de retomar horarios, rutinas y tareas. No es fácil. Por esta razón Diario de Ávila se ha puesto en contacto con dos psicólogas que nos ayudarán a llevar a cabo este proceso gracias a una serie de reflexiones.
Sonsoles Perpiñán es especialista en Educación y Atención Temprana y afirma que «cambian los horarios, hay que empezar a correr para llegar a clase, dejar preparadas las mochilas con los materiales, adquirir de nuevo los hábitos perdidos a lo largo de las vacaciones estivales y esto puede provocar un poco de nerviosismo en el entorno familiar». Por esta razón, es necesario planificar los ritmos de todos los miembros de la familia para dar respuesta a los requerimientos del horario escolar. «En primer lugar debemos ser conscientes de la situación, si nos dejamos llevar por la prisa o la ansiedad solo incrementaremos más la tensión del momento, pero si comprendemos lo que está ocurriendo aportaremos la tranquilidad que nuestros hijos necesitan». 
Esta psicóloga parte de la base de que el ciclo vital es un continuo de cambios y cada uno de esos cambios «supone un momento de crisis» a partir de la cual aprendemos y nos fortalecemos. Perpiñan considera que las claves para afrontar este cambio se centran en tres elementos: el orden, la tranquilidad y el optimismo.
Pero para que la adaptación al nuevo curso de los pequeños y de los mayores sea exitosa «es imprescindible que los padres confiemos en nuestros hijos, en su capacidad de adaptación, que creamos en sus posibilidades y además que se lo hagamos saber. Cuando unos padres anticipan las dificultades, temen las reacciones de sus hijos y esperan el fracaso transmitirán todos estos sentimientos al niño dificultando aún más ese momento crítico por el que atraviesan», concluye. Por su parte, Margarita Cardeñoso, psicóloga de  Áncora, Psicología y Formación, coincide en muchos de estos planteamientos y añade algunos datos. Según el estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria son sólo entre el 5% y el 8% de niños los que sufren las consecuencias físicas y psíquicas de este final de las vacaciones.
 
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