Prevenir el cáncer con una vida saludable

María Albilla
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El oncólogo José Ramón Germá asienta sobre siete pilares las bases para evitar esta patología a través de unos hábitos que, en muchos casos, se deben practicar en familia

 
Desde hace años, la lucha contra el cáncer avanza con botas de siete leguas. La premura en el diagnóstico gracias a las amplias campañas de cribado, la tecnología sanitaria, la especialización médica y el desarrollo de fármacos contra los tumores y sus efectos se han convertido en el mejor arsenal al alcance de los especialistas en Oncología. Pero en muchas, tal vez en demasiadas ocasiones, la misma población que teme poder sufrir algún tipo de cáncer a lo largo de su vida, olvida que la mejor arma antitumoral no es otra que la prevención.
El próximo jueves se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, una enfermedad que casi todo el mundo conoce más o menos de cerca y que, de manera global y según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha convertido en una de las primeras causas de muerte a nivel mundial. En 2012 se le atribuyeron 8,2 millones de fallecimientos como consecuencia de la afectación del pulmón, el hígado, el estómago, el colon y la mama, que son los tipos más frecuentes, en función del sexo. Por eso es tan importante intentar escapar de sus redes metastásicas, precisamente, evitándolos. 
«No conozco un arma más potente contra el cáncer que la prevención. Disminuye entre un 35 y un 40 por ciento el número de casos simplemente siguiendo la regla de tener unos hábitos de vida saludables», determina el doctor José Ramón Germá, director científico del Instituto Catalán de Oncología y autor del libro Los siete pilares anticáncer, un volumen riguroso y científico, pero divulgativo en el que, además, pone de relieve un concepto importante: la prevención de la enfermedad en el ámbito familiar.
«La gente no acaba de creerse que esa forma saludable de vivir nos puede ayudar. Claro, estamos hablando de algo que le puede pasar, pero puede que no... pero hay que hacer entender que está en sus manos no solo su salud, sino la de los niños y los adolescentes».
La clave está en crear esas rutinas basadas en comer bien, hacer deporte, huir del sedentarismo, evitar los tóxicos más cotidianos, tener cuidado a la hora de tomar el sol... «Estos hábitos se crean durante la infancia y no puede ser que en la actualidad el 19 por ciento de nuestros chavales tengan sobrepeso y que un nueve por ciento sean obesos. No se puede permitir porque se sabe, por ejemplo, que se dobla la incidencia de cáncer de colon cuando ha existido sobrepeso en la infancia».
 
La labor educativa. Coloquialmente, se podría decir que el mundo está al revés. No es lógico que un plato de verduras sea un castigo y una hamburguesa con patatas fritas una recompensa, como tampoco entra en la lógica que la merienda sea un bollo industrial en vez de un bocadillo. 
Por eso, la alimentación es para Germá el primer pilar de la prevención del cáncer y la dieta mediterránea un arma al alcance de todos para que las células malignas no se reproduzcan en nuestro organismo. Un dato especialmente curioso en este sentido es que la incidencia de los tumores en Finlandia es el doble que en Grecia. «En los años 60, el fisiólogo Benjamin Keys realizó el Estudio de los siete países y se dio cuenta de que nuestra manera de comer era francamente mejor que la del resto de los lugares de estudio». Y entre los alimentos más beneficiosos se encuentran el aceite de oliva y «alguna copichuela de vino también», apostilla el experto, que añade que el ácido oleico es uno de los mayores preventivos de los tumores, así como los polifenoles del vino y su capacidad antioxidante. 
El diagnóstico precoz se erige como la segunda clave en la prevención del cáncer y los programas de cribado se han convertido en vitales para la localización temprana del tumor. Los ciudadanos cada vez están más concienciados e involucrados en estas campañas, que pretenden estar al nivel de las de mama en todos los tipos de tumor, ya que nadie pone en duda la importancia de realizarse mamografías periódicas.
Tercer paso: vacunación preventiva. «La primera vacuna que ha demostrado ser eficaz contra el cáncer es la de hepatitis B, ya que evita la tumoración del hígado. En segundo lugar, está la del papilomavirus. «La gente no tiene ni idea de que en ciertas zonas de Sudamérica y África esta es la primera causa de muerte entre las mujeres, por tanto vacunar a las niñas antes de los 12 años reduciría hasta un 90 por ciento este tipo de patología», aclara el oncólogo. Más retrasada va la vacuna contra el sida, que también está asociada a ciertos tipos de cáncer. En cualquier caso, con este arsenal de preventivos solo se podría hacer frente a un 20 por ciento de los cánceres (los de origen microbiano).
Y... ¿acaso alguien desconoce que el tabaco es un asesino silencioso? Pues parece que sí. «Si la planta del tabaco desapareciera mañana, el 27 por ciento de los tumores irían con ella», zanja el médico. «Me gusta recalcar lo siguiente: si una persona fuma 20 cigarrillos al día y le da 20 caladas a cada uno, son 400 chutes por jornada. No hay drogodependencia alguna en la que el cerebro reciba tantos  estímulos», recalca, pero «hemos avanzado mucho. La Ley antitabaco ha sido un paso de gigante».
 
En movimiento. Lograr el peso ideal no es una cuestión meramente estética, es una cuestión de salud y para estar en forma no hay que ir al gimnasio, hay que esforzarse solo un poco en el día a día y caminar. Se han barajado diferentes mecanismos a través de los cuales la actividad física puede proteger del cáncer. Estos incluyen un mejor control sobre la insulina, beneficios sobre las hormonas sexuales, la presencia de inflamación y la regulación de algunas funciones inmunitarias. 
Evitar la sobreexposición al sol supondría el sexto pilar de la prevención, que completaría la terna con la herencia genética. Germá recuerda que es esencial realizarse chequeos frecuentes si existen antecedentes de cáncer en la familia. En la actualidad está al alcance de todos hacerse un examen en las Unidades de Consejo Genético para valorar las opciones ante la sospecha de tener predisposición hereditaria, ya que la cirugía preventiva de mamas, trompas y ovarios se ha demostrado muy eficaz.