"La garantía alimentaria en España es de las más avanzadas"

M.M.G.
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Veterinario de profesión y político 'accidental', Manuel Vicente se descubre en esta entrevista como un auténtico enamorado de la naturaleza, a la que, asegura, quiere devolver todo lo que alguna vez le robó.

A poca gente se le despintará la cara de nuestro protagonista de hoy. Manuel Vicente (Salamanca, 1956), veterinario de profesión, ejerció durante años como político en distintas formaciones en el Ayuntamiento de Ávila. Lo hizo porque, a pesar de que la naturaleza y el medio ambiente son su pasión, consideró entonces que «tenía que devolver» a la ciudad lo que la ciudad le estaba dando. «Es que la gente se ha olvidado de que la política es un servicio público», comienza nuestra conversación hablando de un tema que le interesa, por supuesto, pero que a día de hoy ya no le quita el sueño. Por eso tampoco le dedicamos mucho tiempo de nuestra charla al calor de un té en el Lienzo Norte. Sólo nos hace una última apreciación: «Un político que vive de la política es el mayor peligro para sus compañeros». Ahí deja eso.

A partir de este momento nuestra conversación se vuelve verde en el mejor sentido de la palabra. Porque Manuel se recuerda desde que tiene uso de razón en contacto con la naturaleza. En eso tuvo mucho que ver su padre Clemente Vicente. También salmantino, también veterinario de profesión. Y por cuyo trabajo terminó mudándose a Aveinte. «Yo era un niño asilvestrado», nos regala una media sonrisa al volver la vista atrás y recordar sus correrías en un pueblo que vivía de la ganadería y en el que tenía una mula, tenía un tesoro. «En aquella época una mula valía lo que ahora cuesta un coche de alta gama», dignifica Manuel a un animal básico en nuestros campos de aquella época. 

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Lo acogedora que puede ser la ciudad. Unamuno decía ‘Ávila a la casa. Lo primero que me recuerda es a una casa que te abraza. Es pequeña, es agradable y entras a ella como si fuera tu casa.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

La tranquilidad y sobre todo me gusta mucho de Ávila las posibilidades que tiene y que están sin desarrollar, que son enormes. Ávila está virgen en muchas cosas y eso es lo que más me gusta de ella.

¿Y lo que menos?

El conformismo de la población que dice ‘que me dejen como estoy’. Los abulenses deberíamos tener una espoleta. Tendríamos que tener un alcalde espoleta como ha habido en muchas ciudades para realmente desarrollar lo que esta ciudad merece. Es lo que falta en Ávila.

Un lugar de la ciudad para perderse.

Ahora mismo me perdería en el jardín de La Viña.

Un recuerdo de su infancia.

Recuerdo mucho en el Grande, los paseos del domingo con las pipas.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Jacinto Herrero.

El mayor cambio que necesita Ávila es…

Lo que necesita Ávila ahora mismo es tener conciencia de que no solamente es Ávila monumental. Es Ávila medioambiental. Y recuperar ciertos entornos de Ávila es fundamental.  Por ejemplo, con el ríoAdaja tenemos como escaparate una cloaca en una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Y eso no es bueno. Tenemos que empezar a hacer valer que tenemos una riqueza enorme. Por ejemplo en Ávila están representadas el 80 por ciento de las rapaces, aquí mismo, a 300 metros de Ávila. Y no se valora. Tenemos nutrias en el río Adaja. Tenemos especies protegidas. Tenemos un valor paisajístico que ya quisieran tener otras ciudades. Y eso hay que empezar a tenerlo en cuenta

Y tiene que mantener …

Muchas cosas. Se está haciendo bien el tema monumental. Las murallas, que son la carta de la presentación de la ciudad, están cuidadas, trabajadas. Hay un programa cultural que empieza a hacer aceptable. Y turísticamente tenemos una carta de presentación buena.

¿Qué le parece la ciudad hoy día?

Una ciudad inactiva durante cuatro años. Hemos tenido un impás de actividad de cuatro años. No he visto ningún avance en la ciudad en este tiempo. Yo  he visto mucho debate inútil, mucho posicionamiento político, mucho postureo, pero no he visto ningún proyecto de avance de ciudad. Creo que hemos tenido cuatro años de pérdida total y absoluta.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Depende mucho del cambio de mentalidad de la gente. Empieza a haber una reivindicación de que esto no se puede mantener. Una ciudad con pocos jóvenes y con pocas oportunidades para los jóvenes es una ciudad abocada al fracaso. Una ciudad que tiene unos condicionantes que no se han sabido explotar. Estamos a una hora de Madrid y tenemos  malas vías de comunicación. Pero eso es reivindicativo y solucionable. Lo que no sabemos es el potencial enorme que tenemos en materia de seguridad alimentaria y la alimentación. Ávila puede ser despensa de Madrid. Poder potenciar el sector industrial de la agroalimentación con bajo coste de portes para abastecer una ciudad. Ahora se está poniendo de moda consumir el ‘alimento kilómetro cero’, para que la huella de carbono del alimento no sea elevada. Y en eso Ávila tiene un valor. Ávila produce muchos alimentos que podrían ser ‘kilómetro cero’

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Yo intento aportar muchas cosas. He estado implicado en la vida social y política de Ávila desde que tengo uso de razón. Ahora lo estoy viendo desde otro punto de vista. Me está enamorando el tema medioambiental. Estoy muy concienciado de que esto es una herencia que tenemos que dejar y la tenemos que dejar limpia. Ahora, lo que tengo que aportar a Ávila está enfocado a dejar una herencia medioambiental sana para generaciones futuras. Estamos en un proyecto de depuración del Adaja. Hay que exigir a las administraciones que el entorno de la ciudad esté cuidado y que sea medioambientalmente sostenible.