Mejor los puntos que la imagen

A.S.G.
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Expulsiones y tangana. El Real Ávila se llevó los tres puntos y el triunfo ante La Virgen del Camino en un encuentro feo y tosco que terminaría con Pito y Trujillo expulsados y donde un intento de pelea serviría como despedida al partido

Trujillo se lleva un balón en defensa - Foto: Javier Ventosa

Real Ávila, 1

 

La Virgen del Camino, 0

Dario

Josito

(Piru, 45’)

Javi

Rui

Llorian

Cabezudo

(Javito, 90’)

Cabrera

Trujillo

Alex

(Emilio, 45’)

Cueto

Pito

  Óscar

Charly

José Carlos

Rueda

Gago

Ramiro

(Viola, 60’)

Perona

Mario Visa

(Manu, 75’)

Pereisa

Saúl

Ramirez

Goles

1-0 (minuto 80) Cabezudo

Árbitro

Pérez Fernández (Zamora). Mostró amarillas a los locales Josito, Javi, Cabezudo, Trujillo y al entrenador Borja Jiménez; y a los visitantes Charly, José Carlos, Saúl, Ramírez y Rueda. Expulsó al delegado del Ávila, Alberto Leal (R 70’), a Trujillo (2A 90’), Pito (R 90’) y al leonés Viola (R 90’)

 

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 25ª de la Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante 350 aficionados

Alberto Sánchez / Ávila

El Real Ávila se llevó los tres puntos ante La Virgen del Camino. «Lo mejor del partido» señalaba Borja Jiménez. Si lo que importa es únicamente puntuar, entonces sí. Sin embargo el equipo encarnado se dejó parte de su decencia sobre el césped en un final de partido impropio de un club como el abulense. Y no precisamente por las expulsiones de Pito y Trujillo, los cuales se perderán injustamente el duelo del próximo sábado ante el Estructuras Tino por capricho del colegiado, que como ‘vaquero’ no habría tenido precio a la hora de desenfundar en el viejo oeste, sino por la imagen que dejaron en el terreno de juego aquellos que entienden el fútbol desde la tensión, la gresca y una pasión que roza lo violento. Lástima que dentro de los despachos del Adolfo Suárez sigan entendiendo éste como el verdadero amor a los colores y a quienes lo cuestionan como los ‘enemigos’ a señalar y poner en entredicho.  Usar el ‘empezó él’ tiene poco de edificante. Al final los tres puntos le salieron caros. Trujillo y Pito acabarían el encuentro rumbo a los vestuarios con el tiempo reglamentario cumplido y sabiendo que se perderán un duelo decisivo donde, esperemos, pueda verse más fútbol que el que se vislumbró ante los leoneses. Porque más allá del tanto de Iván Cabezudo, en una de las pocas jugadas del partido, o las ganas que le puso Piru, que arrancó desde el banquillo en una decisión más que cuestionable, poco más se vió. El centrocampista  se salvó, a medias, de la quema de Borja Jiménez, que se llevó por delante a Vicente, Quirós y David González. Avisó el técnico la alternancia de sus porteros. Cumplió, aunque se olvidó de decir que el abulense alternaría el banquillo con la grada en un problema más personal que futbolístico, según ha podido conocer  Diario de Ávila, en una semana donde la tranquilidad no ha sido la nota dominante.  

Salió con fuerza el Ávila, tanta que a los pocos segundos de juego ya pudo inaugurar el marcador cuando Cabezudo, en las proximidades del área pequeña, engatillaba una volea que se estrellaba con dureza en el palo. Hubiera sido un golazo pero el vallisoletano acabaría lamentando su  mala suerte. Hubiera sido un buen punto de partida para un choque que recordó desde el inicio al partido ante la Segoviana, cuando el fuerte viento se convirtió en protagonista.

Volvería a avisar el Real Ávila cuando –minuto 9– Cabrera prolongaba a la carrera de Pito. El almeriense controlaba con el pecho y se lanzaba entre Rueda y José Carlos. Sólo el bote del balón, demasiado alto para rematar con comodidad, impidió un buen chut.El esférico saldría por encima del larguero.

Con el paso de los minutos fue adaptándose al encuentro el equipo de Roberto Carlos, que comenzó a llevar el duelo a lo que necesitaba. Si el aire complicaba la elaboración,  el poco juego empezó a quedar diluido entre lo bronco, las faltas, las pérdida de tiempo y las constantes protestas. La Virgen puso el capote, y el Real Ávila respondió como un miura. Su juego, tan incómodo como espeso, empezó a pasar factura a los encarnados, que con el paso de los minutos acabarían diluidos entre los leoneses, que pusieron el duelo allí donde más les interesaba. En el cuerpo a cuerpo eran los virginianos donde se verían más capaces. Con el aire a su favor, La Virgen del Camino hizo de cada desplazamiento en largo una oportunidad para colocar el cuero en las proximidades del área encarnada. Ramírez –minuto 21– firmó el primer disparo de los leoneses. Poco después –minuto 26– Darío tenía que despejar de puños cuando Rueda y José Carlos se molestaban en el segundo palo al tratar de rematar de cabeza.  Aunque no se había llegado a la media hora de juego, sería para lo poco que daría de más una primera mitad donde el control y dominio inicial de los locales fueron quedando en nada.

Tras el paso por los vestuarios Borja Jiménez quiso recomponer el equipo. Apostó por Emilio y Piru, dos suplentes cuya presencia en el banquillo habría que buscarla más en lo extradeportivo que en lo futbolístico. Álex abandonó el campo tras una primera parte poco fructífera y Josito dejó su hueco en el lateral a Javi ante el temor a ser expulsado. Cabrera regresó al centro de la zaga tras comprobar su entrenador que el invento de posicionarle en el centro del campo no funcionó con Diezma ni le funcionará a él.

Ni Pito, ni Cueto ni Emilio pudieron llegar –minuto 61– a un balón que colgaba Piru desde el vértice del área. El abulense, que había salido con ganas, parecía dispuesto a tomar la manija del partido cuando reclamaba el esférico en una segunda mitad donde La Virgen del Camino parecía dar por bueno el empate. Sin embargo el paso de los minutos pareció dar paso al asedio de los leoneses. Manu tuvo la mejor cuando en el 78’ disparaba fuerte y obligaba a Darío a desviar a córner.  Y cuando más apretaba La Virgen del Camino llegaría el tanto de los encarnados. Una contra perfectamente trenzada entre Cueto y  Llorián daría paso al tanto –minuto 80– de Cabezudo, que se lanzó con ganas en el segundo palo a un balón al que no llegó Pito y que dejó pasar Óscar. A partir de aquí, mejor para olvidar.