Una caña en el embarazo y la menopausia

M.M.G.
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Un libro recoge los numerosos beneficios de esta bebida en estos dos estadios de la vida

El doctor Tirso Pérez, coordinador del libro 'Mujer, ginecología y cerveza', durante su presentación en Ávila. - Foto: Antonio Bartolomé

 Con moderación y en su modalidad no alcohólica, una cerveza reporta una serie de interesantes beneficios para la salud de la mujer gestante y de la de aquella que atraviesa la menopausia. Así lo defiende la Sociedad Española de Ginecología, que este miércoles presentó en Ávila de la mano del doctor Tirso Pérez el libro ‘Mujer, ginecología y cerveza’, publicado en colaboración con la Fundación Cerveza y Salud.

Elaborado a partir de la recopilación de numerosos artículos médicos «elaborados por médicos españoles y publicados en revistas de prestigio», el libro se centra, según explicó este miércoles el jefe de Ginecología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, en las propiedades de la cerveza, que entre otros componentes contiene vitaminas, minerales y antioxidantes naturales.

«Durante el embarazo es beneficiosa sobre todo por la presencia de vitamina B7 y ácido fólico, el único medicamento obligatorio para las embarazadas ya que ayuda a reducir los defectos del tubo neural», apuntó el doctor Pérez, que señaló que una cerveza aporta el 15 por ciento de las necesidades diarias de ácido fólico para las gestantes. Cerveza que, por supuesto, debe ser consumida en su modalidad no alcohólica y que una vez que se da a luz sigue reportando beneficios a la mujer, en el capítulo de la lactancia, al aumentar la actividad antioxidante en la leche materna y, por tanto, reduciendo el estrés oxidativo del niño tras el nacimiento.

En el caso de la menopausia, el primero de sus beneficios pasa por la presencia de silicio, «un mineral esencial para el esqueleto», aseguró el también profesor de la Universidad Autónoma, y que está presente en pocos alimentos. «Y es un excelente cemento para los huesos», ponderó sus bondades, que pasan, en segundo lugar, por la presencia en la misma de isoflavonas y estrógenos vegetales, «cien veces más potentes que las isoflavonas de la soja».