«Al venir a finlandia cumplí el sueño que he tenidodesde niño»

Marta Martín Gil
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Andrés García Prieto, ingeniero naval, vive y trabaja en Rauma, Finlandia, donde disfruta de un entorno natural privilegiado y donde ha podido cumplir su sueño de la infancia

 MIENTRAS que sus amigos soñaban de niños con ser futbolistas o astronautas, él soñaba con vivir en Finlandia. Y aquel deseo que tan extraño podría parecer entonces (y aún ahora) se convirtió en una realidad gracias al empeño de Andrés, un joven abulense que comenzó a palpar ese sueño en 2011, consiguiendo una beca Erasmus para ese país nórdico y, más tarde, en marzo de este mismo año, trasladándose a vivir allí, donde trabaja en la fábrica de motores navales que la prestigiosa Rolls-Royce tiene en Rauma.

Andrés es ingeniero naval, aunque reconoce que su primera intención era la de estudiar aeronáutica. «Por razones académicas acabé entrando en Navales junto a mi hermano, siempre con la idea de cambiarme al año siguiente», comienza a hablarnos sobre él, «sin embargo me aficioné al mundo naval aquel año y me sentí muy cómodo en una escuela tan pequeña y familiar donde nos conocíamos todos».

Así pues, Andrés, de una tierra tan alejada del mar como lo es Ávila, realizó sus estudios siempre con la mente puesta enFinlandia, donde se ubica Rolls-Royce. «Yo no me considero un privilegiado. Diría que soy afortunado por tener esta oportunidad, pero nadie me ha regalado nada», presume. «He conseguido mi puesto gracias a mi esfuerzo personal y al apoyo de mis padres. Rolls-Royce es una empresa muy importante y me siento orgulloso de poder aprender de grandes profesionales», reflexiona Andrés, cuyo trabajo está muy relacionado con el mantenimiento de los propulsores azimutales y la hidrodinámica y el diseño de las hélices.

Casi ocho meses después de su segundo ‘desembarco’ en Finlandia, recuerda Andrés cómo fueron sus primeros días allí. «Se daban situaciones cómicas y complicadas con motivo del idioma o asuntos burocráticos que no llegaba a comprender», dice Andrés, que explica que aunque todo el mundo hablé inglés, dominar el finés «es básico», por lo que él ya se ha puesto manos a la obra.

A miles de kilómetros de distancia, Andrés nos habla de un «país muy avanzado e internacional», pese a su alejada localización geográfica. «Las ciudades son muy tranquilas y totalmente seguras», comenta. «La naturaleza que envuelve cada metro cuadrado del país hace la vida mucho más agradable. Estar mirando por la ventana y ver ardillas corriendo por la calles es algo habitual», continúa su descripción, que amplía hablando de unos «servicios públicos que funcionan bastante bien, aunque ellos se quejan de que el sistema de trenes siempre funciona con retraso».

Condiciones laborales excelentes, garantías sociales, acceso a múltiples actividades culturales, deportivas y de ocio... completan el perfil de un país en el que, asegura Andrés, «los españoles son recibidos con los brazos abiertos».

A un chico abulense, acostumbrado al frío, no le asustaron las bajas temperaturas de Rauma, la ciudad en la que vive y trabaja y que, curiosamente, también es Patrimonio de la Humanidad. Es más, según Andrés ha pasado a veces más frío en Ávila que en Finlandia. «Seguramente porque nos abrigamos peor», considera. «El frío se combate con buena ropa de abrigo y un buen gorro para proteger la cabeza», recomienda, y habla también de «las calefacciones excelentes y el buen aislamiento de las casas».

Forofo del Atlético, Andrés no se pierde ninguno de los partidos de su equipo, sea la hora que sea. Es una de sus aficiones en su tiempo libre, en el que también aprovecha para salir en bicicleta y, en verano, «disfrutar de la playa y las casi 24 horas de luz del día».

Para todo esto cuenta con la compañía de sus amigos, españoles y finlandeses. «El finlandés es muy tímido de primeras, pero una vez que estableces conversación descubres a gente muy interesante», los describe, y de sus costumbres alaba la de la sauna y sólo lamenta «su aprecio por el alcohol como parte de la cultura. Ver familias enteras con carritos de compra cargados con vodka, cerveza y otras bebidas puede resultar deprimente».

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