Torres-Dulce abandona su puesto por discrepancias con el Gobierno

AGENCIAS
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El que fuera fiscal general del Estado presenta su dimisión debido a los continuos choques que tuvo con el Ejecutivo central, sobre todo con el exministro de Justicia Ruiz-Gallardón

DIMITE EL FISCAL GENERAL DEL ESTADO, EDUARDO TORRES-DULCE - Foto: Domenech Castelló

El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, presentó ayer su renuncia al cargo alegando motivos personales, aunque desde diferentes ámbitos se apunta a su falta de sintonía con el Gobierno, evidenciada de forma pública durante las últimas semanas, como causa esencial de su decisión. En principio, volverá a su puesto de fiscal en el Tribunal Constitucional, si bien, desde otros ámbitos consultados, no se descarta que abandone la Carrera Fiscal.

Para sustituirle suenan con fuerza el presidente de lo Penal de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, los magistrados del Supremo (TS) procedentes de la carrera fiscal Antonio del Moral y Miguel Colmenero, aunque, al cierre de esta edición, la fiscal del Alto Tribunal Pilar Fernández Valcárcel era la gran favorita.

La renuncia que Torres-Dulce comunicó al ministro de Justicia, Rafael Catalá, se conocía en ámbitos del PP desde el pasado lunes, aunque se dispararon el pasado miércoles por la tarde después de que éste retirara sin dar ningún motivo de peso dos nombramientos clave del orden del día del Consejo Fiscal, el de fiscal jefe del Tribunal Constitucional y el de la Inspección Fiscal.

Desde diferentes ámbitos se aceleraron entonces las especulaciones, de las que se viene hablando durante los últimos meses en el seno de la Carrera fiscal y que se atribuyen a la falta de sintonía del madrileño con el equipo del exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, con el que seguía manteniendo, no obstante, una buena relación personal que ya no existía con el actual titular de la cartera.

El desencuentro viene de lejos y podría estar relacionado con la defensa de la autonomía fiscal de la que Torres-Dulce ha venido haciendo gala desde el comienzo de su mandato, y que se habría evidenciado, para disgusto del Gobierno, en la gestión que Anticorrupción ha realizado de asuntos clave para el PP como son los casos Gürtel y el de los papeles de Bárcenas. El jurista dejó muy libre criterio a los fiscales designados en estos asuntos.

Las quejas públicas de Torres-Dulce contra el Gobierno comenzaron a hacerse visibles a cuenta de los planes de Ruiz-Gallardón para el Código Procesal Penal, que no cumplían con sus expectativas para lograr la instrucción penal por los fiscales.

Más adelante, el enfrentamiento cristalizó con las tensiones que precedieron a la interposición de la querella de la Fiscalía contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y dos miembros de su Gabinete por su intervención en el proceso participativo del 9-N.

‘Radiografía’.

La radiografía, como el mismo Torres-Dulce la llamó, que la prensa hizo del proceso de elaboración de la querella, puso negro sobre blanco que el fiscal general y el Gobierno no compartían criterio sobre los tiempos de presentación de la misma. Así se evidenció durante la última comparecencia de Torres-Dulce en el Congreso el pasado 26 de noviembre, cuando manifestó que no se le puede decir que sea proclive al Ejecutivo de Rajoy, y citó como ejemplos que fue él quien solicitó la prisión del extesorero del PP Luis Bárcenas, y que mantuvo posiciones contrarias al Ministerio del Interior en los casos Bolinaga y Matas.

 «No toleraré nunca que el Gobierno me diga lo tengo que hacer, porque sería un delito», afirmó de modo rotundo este experto en cine, para añadir: «Si tengo que sostener posición contraria a él, la sostengo».  

 Otras fuentes consultadas aseguran que la ruptura también vino motivada por la elección el pasado mes de julio de su mano derecha, el hasta entonces teniente fiscal del Supremo Antonio Narváez, como magistrado del Tribunal Constitucional, un puesto al que Torre-Dulce aspiraba. La decisión se adoptó sin consultarle... Comenta que ahí decidió su salida.  

También se rumorea que si no lo hizo antes, fue para no coincidir en la agenda con decisiones clave relativas a asuntos judiciales de importancia como son el propio caso Gürtel, la querella fiscal contra Mas o la implicación de la Infanta Cristina en Nóos, haciendo gala a la definición que muchos hacen de él como la del protagonista de El hombre tranquilo de su admirado John Ford.