Los acreedores del Real Ávila ya pueden dar a conocer sus deudas con el club

A.S.G.
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Ya se encuentra abierto el periodo de un mes para que los interesados puedan comunicar a la administración concursal la existencia de sus créditos

Nuevo paso en el concurso de acreedores del Real Ávila después de un fin de semana en el que el proceso concursal se publicaba en el B.O.E., una circunstancia importante si se tiene en cuenta que dicha publicación marca el inicio del periodo a partir del cual los distintos acreedores del conjunto encarnado pueden comunicar su deuda al administrador concursal.  

Desde el Juzgado de lo Mercantil en Ávila se hacía constancia del «llamamiento de los acreedores para que comuniquen a la administración concursal designada la existencia de sus créditos, que deberán efectuarse conforme a lo previsto en el artículo 85 de la LC, será de un mes, a contar desde el día siguiente a la publicación del presente en el B.O.E.» señala el texto publicado el pasado sábado. A mayores el texto indica que la comunicación debe formularse por escrito firmado por el acreedor, por cualquier otro interesado en el crédito o por quien acredite representación suficiente de ellos, dirigiendo el proceso a la administración concursal, al domicilio o al email designado. Una dirección concursal a nombre de Aurelio Gurrea Chalé, con dirección postal en la calle Marqués de la Ensenada, 14-16, planta 1ª, oficina 17, código postal 28004 (Madrid).

Un mes importante en el futuro del Real Ávila. Y es que a partir de este momento se empezará a conocer cuál es la deuda real a la que se enfrenta el club. Mucho trabajo por delante, como reconocía el propio Aurelio Gurrea, administrador concursal, después de una primera toma de contacto con la realidad encarnada tras la que quiso lanzar un mensaje «en positivo» sobre el futuro del equipo no sólo de cara a acabar la temporada sino a lograr la salvación.

Precisamente este miércoles Aurelio Gurrea tiene previsto verse con el vestuario encarnado en una reunión en la que prevé darles ánimos. «Un concurso de acreedores no tiene por qué significar la muerte de un club o una empresa» tiene claro.